Viajar con niños: errores y lecciones aprendidas

Este es un blog con espíritu viajero. En familia hemos viajado a Vietnam y a Holanda y este año visitaremos Japón con niños. Previamente habíamos recorrido países más variados como Perú, Bolivia y Argentina en un viaje de 10 semanas, o Namibia y Botsuana en 21 días, ya embarazada, entre otros. Sin embargo, servidora tiene costumbre de contar las cosas como son y, para qué engañarnos, algunas veces, mal que le pese a Hannibal -el del equipo A, no el de los dientes-, los planes no salen bien.

En verano de 2016 en la Mordorada tuvimos una de las peores ideas que hemos «sufrido» hasta la fecha. A pesar de que estábamos pendientes de comprar una casa (y todo lo que hay dentro), de mudarnos, que estaba recién parida como quien dice (el Tritón nació el 7 de junio), con un niño de 2 años y medio en pleno proceso algo traumático de retirada del pañal y unos cuantos temillas más la mar de simpáticos (diversión asegurada)… decidimos que íbamos a irnos de viaje igualmente… sin apenas organizar nada… a mediados de agosto… por España.

Ole.

LOS ERRORES

Pues aunque está casi todo dicho, vamos a poner numeritos para dejarlo claro:

1. No planificar el viaje: Salir de viaje sin planificar puede estar muy bien. Yo he viajado no pocas veces sabiendo únicamente dónde dormiría la primera noche y ya está, pero eso no necesariamente significa no haber preparado algo tu viaje: haber visto el tipo de trayectos, haber calculado un presupuesto, elegido qué sitios eran obligatorios de ver y cuáles prescindibles, dejar días de margen de maniobra, etc.
2. No tener en cuenta la logística infantil: Una cosa es no programar tu ruta día a día y otra cosa es ir a las carreras improvisando casi cada mañana sin pensar realmente en lo más importante cuando viajas con niños: la logística. ¿Por qué eso es lo más importante, Juls? ¿Es que cuando viajas con niños ya no importa el destino? Sí, por supuesto, pero te aseguro que lo que puede hacer que no te enteres ni de en qué ciudad tienes los pies es el hecho de que no encuentres pañales o potitos en la zona, que tengas que recorrer una hora desde el alojamiento hasta el punto de interés más cercano o que los niños hagan su siesta en mitad de una visita, perdiéndoselo todo.
3. Elegir un destino turístico a última hora: Otro error grave a evitar cuando viajas con niños es elegir el destino a última hora si el mismo es extremadamente concurrido. ¿Pero qué puede pasar, Juls? Si es concurrido, será turístico y es fácil viajar por él. Aha. Intenta encontrar en julio un hospedaje apropiado en Asturias o Cantabria para viajar a mediados de agosto. Y que cumpla las condiciones elementales de logística apta. Suerte.

LA PARTE POSITIVA

El cerebro humano tiene sus cosillas, pero oye, por mera supervivencia, muchas veces sí que hace lo posible por borrar las experiencias reguleras y dejarte sobre todos los recuerdos buenos. Este año pasado, además, quise hacer un experimento. Algunos conoceréis el blog de Amaterasu, una madre viajera que, al ser ciega, incluye, en sus reseñas de viajes, además del texto, audios captados en el destino. Cuando lo vi (y oí) por primera vez fui verdaderamente consciente de lo poco que usaba el resto de mis sentidos, además de la vista, para vivir los viajes. Y me propuse empezar a hacerlo desde ese mismo momento.

Es por eso que, de los 7 días que estuvimos de ruta por el norte de nuestro país, los recuerdos que se me vienen a la cabeza a día de hoy son, no solo los increíbles verdes de los paisajes norteños, sino también el sabor de la deliciosa comida asturiana (esta era fácil, porque madre mía… ¡cómo se come en Asturias!), el sonido de los cencerros de las vacas en los lagos de Covadonga, la sensación en la piel de la arena caliente levantada por las carreras del Dragón en la playa de Oriñón, el olor de la lluvia amenazante en el aire… además de los encuentros fantásticos con gente bonita y los descubrimientos de la naturaleza con el Dragón.

LAS LECCIONES APRENDIDAS

Eso sí, por supuesto, no sólo me llevo recuerdos. Del que puedo decir que ha sido el peor viaje de mi vida, me traje toda una serie de lecciones aprendidas que quiero compartir con vosotros. A saber:

1. Asturias en agosto nunca más.
2. Si viajas con niños, planifica el viaje: presupuesto, visitas imprescindibles, días o fiestas concretas que ver, etc. Con los enanos tendrás menos margen para improvisar.
3. De nuevo, si viajas con niños, prepárate para que el planning se vaya al garete. Mentalízate y haz los «oohms» que consideres oportunos. A veces no es sólo la actitud de los demás sino también la tuya.
4. Antes de elegir alojamiento y lugar para comer, piensa en la logística que te llevará allí y adáptala a la edad de tus hijos (conseguir pañales, lugares para correr, mesas sin -demasiadas- esquinas, etc.).
5. Si las cosas van mal en un viaje, aprovecha cada vez que puedas para cerrar los ojos y escuchar, oler, sentir y, llegado el caso, saborear todo lo que suene, huela, vibre y sepa de una manera especial en tu destino. Posiblemente así te sea más fácil vivir lo bueno y recordarlo mejor y mucho más intensamente.
6. En serio, Asturias en agosto no.

Espero sinceramente que este artículo os sea de utilidad. Quiero y debo insistir en un aspecto importante: Asturias y Cantabria son un destino maravilloso que tiene muchísimos atractivos que ofrecer a todo tipo de viajeros. Además, estoy bastante convencida de que, en determinadas circunstancias, se pueden disfrutar incluso en agosto. Y, bueno, no pondría la mano en el fuego, aunque sí apostaría alguna cosa -de poco valor preferiblemente-, a que quizás hasta esto pueda ocurrir con niños…

Pero, eso sí, por favor, planificadlo con antelación. Y, por todos los dioses, no intentéis aparcar en Cangas de Onís…