¡Por fin! -sé que estás pensando- ¡Por fin este hombre va a darme los secretos mágicos para conseguir que mi niña lea! Ya tocaba… ¡Cuatro artículos se ha tirado el tío y yo aquí viviendo sin vivir en mí!
Este…. bueno, en realidad no. En esto de la lectura no hay recetas infalibles, secretos mágicos ni técnicas perfectas. Lo que viene a continuación es el resultado de un montón de años de trabajo y experiencia, de montañas de lecturas, de vaya ud. a saber cuántas horas de reflexión y de miles de intentos fallidos y de propuestas que no llevaron a ninguna parte.
Así que si esperas obtener un truco, un efecto sorprendente, un hechizo que en pocas semanas transforme a esa personita que no se acerca a un libro ni aunque lo unten de mermelada y nata, permíteme que te desengañe antes de empezar. Aquí lo único que encontrarás son unos pocos consejos que te pueden ayudar.
¿Qué encontrarás en este artículo?
TEN PACIENCIA
Vivimos en un momento en que todo a nuestro alrededor ha de tener resultados inmediatos. Como decía la mejor banda de rock del universo, “Lo quiero todo y lo quiero ahora”. Si pretendemos que lean, necesitamos la actitud del maquetista. Colocas una pieza; aplicas cola; la unes a otra pieza; dejas que seque; vas buscando la siguiente parte… Y son 3275 piezas.
Poco a poco. Con amor, con mucho amor, iremos construyendo el puente hacia la tierra de las letras. Él o ella se merece todo nuestro amor. Por supuesto. Y si se merece todo nuestro amor ¡Cómo no vamos a darle también toda nuestra paciencia y un poquito más!
Tal y como habrás podido suponer por los artículos anteriores, este es un proceso lento, pausado, que se ha de llevar con mimo y delicadeza. Como todo en el amor, requiere su tiempo. Y aquí actuamos por amor y en busca del amor. Por amor hacia ellos y ellas y en busca del amor por la lectura. Así que ya sabes…
Ten paciencia
LEE TÚ
Si pretendes que lea, deberás empezar por leer tú. A ella. Con ella. Sobre ella. Por y para ella. Pero también, sin ella. Y más preposiciones que podría haber puesto, pero creo que con estas se resume perfectamente.
A ELLA
Léele. Desde bien pronto, acompaña las historias que le cuentas con un libro. Que vea de dónde nacen. El vínculo entre una madre o padre y su hija o hijo que se establece en ese instante de intimidad al lado de su cama, a la hora de dormir, es único. Y por favor, ¡no dejes de hacerlo cuando ya sepa leer! No les robes ese placer…
CON ELLA
Compartid ese cuento que le encanta. Leed a medias, alternad los personajes (tú haces unas voces y ella hace otras), leed páginas alternas… Yo que sé, hay mil formas de hacerlo. Y si quiere leer sola, compartid espacio y tiempo de lectura. Que leer se convierta en un puerto seguro en medio de la tormenta de los quehaceres diarios.
SOBRE ELLA
No dejes de leer sobre ella. Sobre sus procesos, sus emociones. Sobre cómo hacer que lea. Permíteme que te recomiende un libro: Como una novela, de Daniel Pennac. Empieza con ese. Y después, pregúntale a tu librero o librera de confianza, seguro que conoce más. Y si no los conoce, te los buscará. Acércate a la librería de tu barrio a encargarles ese libro que te interesa. Apoya a ese pequeño comercio local que lleva años ahí, ayudándote. O ves a la biblioteca. Allí seguro que también te pueden ayudar. Las libreras y bibliotecarios aman los libros con pasión desmesurada. Y los libreros y las bibliotecarias, también. Y esto iba de amor, ¿verdad?
POR Y PARA ELLA
Léele ese cuento que te ha pedido siete millones cuatrocientas cincuenta y seis mil veces. Sé que tú te lo sabes de memoria y que no le ves la emoción que puede tener. No busca emoción. Te está pidiendo seguridad. Sabe que la princesa finalmente derrotará al dragón y se llevará al caballero a su castillo. Quiere reafirmarse en ello. Eso la hace sentirse segura, todo está controlado. Se identifica con el personaje y quiere saber que todo irá bien. Si has visto La princesa prometida tantas veces como yo, sin duda recordarás la escena en que el niño interpretado por Fred Savage interrumpe a su abuelo en la lectura diciéndole “Espera, espera, abuelito, lo estás leyendo mal.” ¿Cómo? ¿Que no la has visto? ¿Que tampoco has leído ese maravilloso libro de William Goldman? Hala, ya tienes deberes. Además del libro de Pennac, leer y ver La princesa prometida. Tanto el libro como la película son obras maestras.
SIN ELLA
Date ese momento de disfrutar de la lectura. Y no, no te engañes con lo de que no tienes tiempo. De eso hablaremos dentro de un par de artículos, y ya verás como sí. ¿Cómo vas a transmitirle el amor por la lectura si ella no lo percibe en ti? Vuelve a descubrir esa pasión por un buen libro y que eso transpire.
DEJA QUE ESCOJA
Con la mejor de nuestras intenciones, seleccionamos sus libros. Buscamos los que nos gustaron de pequeños, los que recomiendan en el cole, los que nos sugieren nuestras amigas, los que salen en el dominical del periódico…
No le compres libros.
Espera, que lo digo más alto.
NO. LE. COMPRES. LIBROS.
Llévatela a la biblioteca. A la librería. Al rastrillo. A dónde sea que adquieres los libros. Y déjala que escoja. Deja que se pierda entre las estanterías y rebusque entre las páginas hasta que encuentre esa historia que la llama con su canto de sirena. Y sobre todo, no juzgues.
No le digas: “Ese libro es para niños pequeños.” Si lo que le apetece es apoyarse en la seguridad de una historia fácil, déjala. No comentes: “Uy, ese libro es muy largo, te vas a aburrir.” Si quiere arriesgarse a quitar las ruedecitas de la bici, algún día ha de probarlo. Nada de “Bufff, un cómic, no, has de escoger un libro.” ¡Por favor! Los cómics son literatura, tanto o más que muchos libros. Leer cómics es leer. Y si no me crees, compra (y lee) Maus, de Art Spiegelmann. O Persépolis, de Marjane Satrapi. Y luego me dices si opinas lo mismo.
Ya le dedicaremos más espacio al tema de qué deben y no deben leer. Pero eso será en otro artículo (ya lo sé, voy picándoos para que sigáis esta serie, pero es que uno ha de mantener a su público, ¿verdad?)
COMPARTID PASIONES
No hay mejor comercial en el mundo que el que está enamorado de su producto. ¿Has oído alguna vez hablar a una enamorada de su amor? Pues eso. Hablad de libros. Pregúntale sobre lo que está leyendo. Coméntale por qué te apasiona esa novela en la que estás inmersa. Anúnciale que has visto en internet que su autora favorita está a punto de sacar un nuevo libro de la serie que tanto le gusta. Explícale algún libro que te encantó de pequeña. Lee ese libro que te recomienda y que tanto le ha gustado. Y después, habla de él con ella. No menosprecies un buen libro por estar escrito para niños. C.S. Lewis decía que una historia para niños que solo pueda ser disfrutada por los niños, no era en absoluto una buena historia para niños. Un buen libro es un buen libro tengas la edad que tengas.
Cuando hablas con pasión, la transmites. Así que no lo dudes. Comparte tu pasión por la lectura con ella. Y deja que ella te contagie con la suya. Como decía otra banda casi tan buena como la primera que he mencionado “Todo lo que necesitas es amor”.
A MODO DE RESUMEN
Ten paciencia, las cosas no se consiguen de un día para otro. Lee a, con, sobre, por, para y sin ella. La lectura es la única enfermedad de transmisión textual y hay que infectarse sin manías. Deja que escoja sus lecturas y acompáñala en ello, sin juzgar, sin menospreciar, apoyando sus decisiones y aconsejándola a la vez. Y lo más importante, comparte tu pasión y verás como ella te contagia la suya.
¡Nos leemos!