¿Qué acabamos de ver? Barbie: la película, de la que ya os adelantamos su sinopsis aquí, nos ha pillado a todos por sorpresa. El diverso y popular elenco de actores, la directora Greta Gerwig y los trailer que habíamos ido viendo nos estaban dando una pista del tono de la película, pero aún así ha sido una sorpresa. Y bastante positiva, al encontrarnos con un acercamiento al feminismo un tanto peculiar.
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ANTECEDENTES
En el año 2014 se empezó a hablar de producir un live action protagonizado por Barbie, que tendría como protagonista a la cómica Amy Schumer y la cual dirigiría Jenny Bicks, escritora de la serie Sexo en Nueva York. Más tarde, se ficharía a Diablo Cody (guionista de la fantástica Juno).
Después de sufrir innumerables ataques por tener Amy un cuerpo no normativo, en 2017 se retiraba del proyecto aduciendo «problemas de agenda» que luego desmintió: en realidad el guion no le parecía lo suficientemente feminista.
Nada más se supo hasta que en 2019 Warner Bros anunció que el proyecto quedaba en manos de la directora Greta Gerwig (Lady Bird, Mujercitas) y que la cinta estaría protagoniza por la actriz Margot Robbie.
CONSTRUYENDO BARBIELAND
La idea de la película era hacerla todo lo Barbie que se pudiese. Para ello, prescindieron de decorados en CGI y lo construyeron todo en dos set de la Warner. Esto implicaba rosa, mucho rosa, en concreto un tono de la compañía Rosco que se quedó sin pintura a nivel mundial: todo era poco para nuestra muñeca.
Además, no se escatimó en ningún detalle y se documentaron muy bien para que todas y todos los que hemos seguido la trayectoria de Barbie encontrásemos referencias. Desde ropa de Barbie famosa y de colecciones limitadas hasta pegatinas de comida y bebida (que tal cual era las que usábamos de pequeñas para los álbumes de Barbie), la presencia de Barbies descatalogadas (como Midge, la Barbie embarazada o Skipper, a la que le crecían los pechos), la presencia de Allan, el amigo de Ken que nunca fue un éxito de ventas, o Tanner, el perro que hacía caca.
Todo esto sin olvidarse de Mattel, la empresa detrás de la famosa muñeca (y que es de lejos lo peor planteado de la película) o el hecho de saber que ellas existen porque hay niñas que juegan con ellas y les dan vida.
BARBIE: LA PELÍCULA
¿Pero de qué trata la película y por qué está siendo tan comentada? La cinta empieza con una explicación de cómo y por qué se creó la muñeca Barbie en 1951. Antes de ella, las únicas muñecas que existían eran muñecos que imitaban a bebés, por lo que el único rol que se asignaba a las niñas era el de madre y cuidadora, sin más pretensiones.
Gracias a Barbie, las niñas pudieron «empoderarse» y ver un futuro más allá que ser ama de casa, ahora podían imaginar trabajos fuera de sus hogares porque, siguiendo su propio eslogan, «podías ser lo que quisieras ser».
Pero en el mundo fantástico y maravilloso de Barbieland, de repente las cosas empiezan a ir mal. La Barbie estereotípica comienza a tener pensamientos sobre la muerte, apoya los pies en el suelo y, horror, tiene celulitis. Para recuperar su «vida de ensueño» deberá ir al mundo real y encontrar a la niña que está jugando con ella y que obviamente está pasando por un mal momento.
Acompañada por su inseparable Ken, interpretado magistralmente por Ryan Gosling, llegarán al mundo real donde absolutamente nada es cómo imaginaban. Las mujeres no están empoderadas, sino que son tratadas como objetos y meras comparsas al lado de los hombres. Esto hará que Barbie sufra un choque de realidad y que vea que el propósito liberador de Barbie no sólo no ha tenido éxito, sino que se ha convertido en lo contrario a lo que pretendía. Por otra parte, Ken pronto verá el potencial de este nuevo mundo y volverá a Barbieland para instaurar el patriarcado (y los caballos) y convertirlo en Kenland.
Al regreso de Barbie a su lugar de origen, verá que Ken se ha hecho con el poder, ha lavado el cerebro al resto de Barbies y van camino de anular la voluntad de las mujeres. Nuestra Margot Robbie y el resto de Barbies apartadas del canon de Mattel iniciarán una revuelta silenciosa para recuperar lo que les pertenece. Las bromas en toda esta parte merecerían un hilo aparte porque de verdad que son grandiosas, especialmente una dedicada a Zack Snyder…
MENSAJE EMPODERANTE… O NO TANTO
La idea tan positiva de que la muñeca iba a servir para que las niñas aspirasen a más, obviamente trajo un reverso tenebroso que la película no oculta. Es más, lo asume hablando de sus contradicciones y cómo el deseo primigenio de empoderar a la mujer dio paso al capitalismo salvaje de comprar miles de accesorios. Por no hablar de representar un canon de belleza absolutamente inalcanzable y circunscrito a una pequeña parte de la población que se presentaba cómo el ideal de mujer: blanca, rubia, adinerada, maquillada, en una relación tradicional, siempre en tacones y muy muy delgada.
Bien es cierto que Mattel fue de las primeras compañías en presentar Barbies negras, así como la incorporación en los últimos años de Barbies con curvas, bajitas, en silla de ruedas o con vitiligo, pero esto no nos hace olvidar su papel histórico en el aparato de represión contra la mujer.
Lo bueno es que la historia se mueve entre estas dos contradicciones, sin esquivarlas y mostrando lo difícil que puede ser conjugar ciertas ideas con un pensamiento feminista, y que en realidad hagamos lo que hagamos, la mujer siempre pierde porque tal y como dicen en la película «todo el mundo odia a las mujeres».
El gran acierto de la película es que, aunque en algunas cosas incluso se queda corta en la crítica, permite un acercamiento al feminismo muy fácil y accesible, sobre todo para las generaciones más jóvenes. Además, es muy divertida, con momentos de absoluta carcajada, cosa maravillosa porque a veces entre tanta reivindicación se nos olvida lo importante que es divertirnos y relajarnos aunque sigamos en la lucha por un mundo más justo e igualitario.
UN MENSAJE SOBRE EL FEMINISMO ¿PARA TODOS LOS PÚBLICOS?
Y llegamos a la parte que más nos interesa en Bebé a Mordor: ¿es Barbie: la película para todos los públicos?. Aunque bien es cierto que no hay escenas sexuales o violentas, creemos que el público destinatario debería ser a partir de 12 años. Los niños y niñas más pequeños se pueden aburrir, sobre todo en el tramo final, puesto que le van a faltar referentes para entender todo lo que está sucediendo.
Pero si a vuestro peque le encanta la música, colores pastel, los bailes y todo lo que rodea al mundo de la muñeca, puede pasárselo bien aunque no comprenda la cinta en su totalidad.
Pero desde aquí recomendamos muy fuerte que los y las adolescentes vayan a verla por la cantidad de preguntas importantes que pueden surgir tras su visionado. Temas como el feminismo, el patriarcado, el canon establecido o la importancia de tener un pensamiento crítico y revisar nuestros prejuicios son cosas que se deben hablar. Tanto en conversaciones en familia como con grupos de amigos y amigas que salen de las salas de cine hablando sobre lo que han visto y cómo aplicarlo a su vida diaria.
Este nos parece el gran triunfo de Barbie, poner el feminismo sobre la mesa desde un punto de vista accesible y divertido para que nos queden clara dos ideas principales. Nunca se acierta siendo mujer por la gran cantidad de requisitos que se nos exigen (gran alegato de América Ferrera, la humana protagonista de la cinta). Y que aunque los Ken merezcan también su lugar y ser escuchados, las noches mejores y más divertidas serán siempre con amigas.