El período de adaptación al cole del Dragón

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LA VUELTA AL COLE

En estos días está en boca de todos la famosa «vuelta al cole«. Y es que septiembre es para casi todos ese mes marcado por el inicio de las clases, la compra de material escolar (mmmm… ese maravilloso olor a papelería…) y el retorno de la deseada rutina. Hace poco leí el post de La Sonrisa Despeinada en el que hablaba de la «Ida al Cole» de su hijo, ya que es la primera vez que va al cole: se estrena, como lo hace el Dragón. Así que no vuelven. Van.

¿Y cómo van? Pues a desgana, muchas veces. Para algunos niños, el recuerdo del curso anterior (su profe, sus amiguitos, las actividades) es un aliciente para volver. Para otros niños, todo lo contrario.»¿Tú qué prefieres, papá? -pregunta mi sobrina La duende a mi hermano- ¿Quedarte jugando en casa o irte a trabajar?«. Me parece una de las preguntas más inteligentes que se pueden plantear con respecto a esta etapa.

LOS PERÍODOS DE ADAPTACIÓN

¿Y qué pasa con los niños que no han estado previamente en el colegio? Esos que no vuelven, sino que van por primera vez. Que, en todo caso, estuvieron en una guardería y que, probablemente, cambien de centro, de profesores y de compañeros. Empiezan de cero en muchos casos. Con suerte, alguno de sus amiguitos le acompañarán en clase este curso. Pero todo lo demás, especialmente el entorno, su educador/a, su figura de referencia, cambia. Para estos niños está el llamado «período de adaptación«.

No voy a entrar en la polémica de si este período es incómodo para los padres o no. Me parece obvio que no es lo más cómodo del mundo dados los horarios que se manejan, especialmente si se está trabajando e implica algún tipo de permiso (con o sin bronca). Me parece mucho más importante hablar de cómo le afectan al niño estos cambios.

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Juguete magnético en el aula

Muchas veces pienso que el principal problema de esta sociedad moderna es la falta de empatía. Respecto al trato a los niños, la falta de empatía es la norma. Yo me pongo en el lugar de un niño que ha estado toda su vida en un entorno con una figura de referencia (ya sea en casa con alguno de sus progenitores o una cuidadora, o bien en un centro con una educadora), de pronto tiene que hacer todos los días un camino diferente y ver a personas distintas que aún no sabe si le van a querer y cuidar como el anterior. Y hablamos de niños de 2-3 años. Terrorífico.

MI PERSPECTIVA

Entonces, período de adaptación, ¿sí o no? Por mi parte, sin duda, sí. Gracias a la flexibilidad del colegio del Dragón, he tenido la oportunidad de entrar con él en clase los dos primeros días del período (5 días).

DÍA 1:

El primer día fueron 45 minutos. La mayoría de los padres se fueron a los 20 minutos. Algunos niños lloraron, no todos. El Dragón me pidió que me quedara y me quedé. No se separó de mí, pero gracias a que estuve con él, no tuvo que ocupar su cabecita con la preocupación de encontrarse solo en un entorno desconocido, por lo que algunos juguetes que había por allí le parecían interesantes y estuvo entretenido. Asimismo, la profesora tuvo la oportunidad de tantearle, de probar cómo acercarse a él. Y yo no vi a mi hijo llorar. Todos salimos ganando. Incluso dijo que quería volver al día siguiente, a jugar con más cosas.

DÍA 2:

El segundo día fueron 1 hora y 40 minutos. Ningún padre entró. Sólo yo. El Dragón lloró desconsolado ante la perspectiva de quedarse solo, así que me quedé con él y me lo permitieron (gracias). La parte negativa de quedarme fue ver lo que los padres no ven: a algunos de sus hijos llorando (incluso vomitando y/o con impulsos de huida y pánico) y gritando «¡Mamá!» o «¡Papá!». La parte positiva fue ver al peque ir soltándose poco a poco. Algo que me parece esencial: que exista naturalidad en el proceso de adaptación. Yo estoy ahí, pero los juguetes nuevos son más interesantes. Y esa señora que se interesa por él, se sabe su nombre y parece amiga de su mamá por cómo hablan, tiene aspecto de que va a ser buena con él. Se relaja. No obstante, llegó un punto en el que creímos que podía ayudar que me fuera, quizás para acelerar el proceso. Y se echó a llorar. Sin embargo, una hora después, le recogí feliz, contento, con ganas de volver al día siguiente a jugar con nuevos juguetes. Y de repetir con algunos.

animales
Animales de juguete en el aula

DÍA 3:

De nuevo 1 hora y 40 minutos, pero sin mí. Yo ya se lo había avisado y él me había avisado de que no le hacía ninguna gracia. No nos mentimos. Pero entró solo. Lloró. «Muy poquito, mamá», me dijo luego. Le recogí nerviosa perdida y esperando a ver su cara: una sonrisa de oreja a oreja. «¿Cómo te lo has pasado, cariño?». «¡Muy bien!». Y ahí, escuchar todo lo que me tiene que contar sobre el cole y su profesora. Esta noche me ha insistido en que quiere que entre con él «tres minutos«. Lógico. Si se lo pasa bien sin mí, ¿no es lógico para él que se lo pase aún mejor conmigo?

[ACTUALIZACIÓN] DÍA 4:

Entra sin llorar, enseñando feliz su mochila nueva de Batman a las profesoras. Casi dos horas después, sale encantado, corriendo y saltando. Me dan ganas de saltar a mí también. Las educadoras aseguran que «Ya está, adaptación concluida».

Aún quedan varios días. Y puede ser duro por distintos motivos, pero el período de adaptación sí funciona con mi hijo. He visto niños totalmente impasibles ante la marcha de sus padres, emocionados por empezar el cole o simplemente esperando, tranquilos. Puede que esos no lo necesiten. O puede que empezar todas las horas desde el principio sea duro incluso para ellos. Mi hijo sí lo necesita. Y sé que le ha venido bien cada minuto que he estado con él, haciendo de ese lugar un sitio seguro a sus ojos.

Por él, por mi niño de casi 3 años, doy las gracias por el período de adaptación. Gracias por permitirme ayudarle a adaptarse mejor a esta nueva etapa de su vida.

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Mochila de Batman

1 COMENTARIO

  1. Está claro que los hay como el Dragón que necesitan más tiempo, yo di mi punto de vista ayer del otro grupo, los que entran tan contentos y si te descuidas ni te dan un beso de despedida de la emoción por lo nuevo…Sólo quería señalar esa otra parte, que no todos lloran, no para todos es difícil o vomitan de la ansiedad. Mucha suerte con esta nueva etapa, seguro que el Dragón dentro de nada está integradísimo en su clase.

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