Hay algo en el cerebro de los seres humanos que nos hace mirar atrás frecuentemente con añoranza. Nostalgia, lo llaman. Por algún motivo, los/as treintañeros/as y cuarentañeros/as somos especialmente proclives a esto de la nostalgia. Será por lo de los ciclos de 20 años y, también, porque algunos/as tenemos hijos/as o sobrinos/as y vemos nuestra propia vida y recuerdos a través de ellos. Y, claro, ya toca la nostalgia de los 90. Dragon Ball Súper, Nintendo NES Mini, sudaderas FILA, Carmen Sandiego y, ahora también, las nuevas Polly Pocket. ¿Las conocéis?
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LAS POLLY POCKET DE LOS 90 EN ESPAÑA
Mi suegra, una persona a la que adoro, tiene la increíble capacidad de conservar en perfecto estado juguetes durante décadas. ¿Cómo lo consigue? Lo desconozco, pero no os miento si os digo que tiene cajas y cajas de juguetes de más de 20 años conservados mejor que los que tienen mis hijos en su habitación. Pues bien, hace pocos meses, decidió que sus nietos (mis hijos) ya eran suficientemente mayores como para disfrutar de las antiguas Polly Pocket que tenía en casa.
Yo, que de pequeña no había tenido ninguna (tuve tirando a muy pocos juguetes), abrí mucho los ojos y contemplé el desfile de «módulos» que poco a poco fueron conformando la Mansión Deluxe de las Polly Pocket de los años 90. Al principio sentí una especie de envidia por que mis hijos las estuvieran disfrutando. Luego pensé: «¿Qué leches? ¡Voy a jugar!», y allá que fui.
Además, en nuestro caso, les vi una utilidad inmediata: ¡juguetes para viajar! Son pequeños, compactos, portables, se cierran como un cofre y, tal cual vi a los niños, estuvieron muchísimo rato jugando con cada uno, descubriendo movimientos e inventándose historias. Me pareció ideal. Así que estuve planeando cómo pedirle alguno de los cofres a mi suegra, claro, pero… ¡no hizo falta!
LAS NUEVAS POLLY POCKET
Cuando jugamos con las Polly Pocket noventeras, mi cuñada y mi suegra no recordaban el nombre de la colección de cofres que parecía un hotel/casa de lujo («Mansión Deluxe»). Así, al tratar de buscarlas en internet (porque mi sed de conocimiento random no tiene límite), nos aparecieron, flamantes y bonitísimas, las nuevas Polly Pocket. Ahí ya sí que pensé que al viaje con los niños de este año (Tailandia y Camboya, por cierto), se colaría al menos un cofre viajero de Polly Pocket.
Pues cuál es mi sorpresa cuando, pocos meses después, nos cuentan no solo que las Polly Pocket están en auge otra vez sino que Mattel nos da la oportunidad de probar las nuevas Polly Pocket en BaM! Ocio Alternativo Familiar. Y, ahora, os preguntaréis qué nos han parecido…
Por política de la casa, aquí no se muestran imágenes de caras de menores por norma general. En este caso, no podemos hacer una excepción, así que vais a tener que confiar en mí. ¿Sabéis las caras de los peques la mañana de su cumple o de Navidad? ¿Esa sonrisa y esa mirada? Pues esa.
Abrir los cofres, activar mecanismos, sacar complementos, colocar a las muñecas («las chicas» como las llaman mis hijos), crear historias, descubrir secretos… La verdad, cuando les vi con las antiguas Polly tenía las expectativas muy altas con las nuevas y lo cierto es que las han superado.
¿Lo mejor? No sabría deciros, pero el hecho de que ahora se mantengan adheridas a las pegatinas «sticky« y se queden de pie incluso al darles la vuelta en el escenario, es fantástico. Eso ha sido una sorpresa genial.
NUESTRAS POLLY POCKET FAVORITAS
Como os digo, hemos probado distintos formatos de cofres y, por casa, hay varias favoritas.
Al mayor y a mí nos gusta especialmente el Cofre Refugio de Nieve (en vuestra juguetería de barrio o, si lo preferís online, 15,99€ en Amazon aquí con descuento). Yo soy muy fan de la escalera y la casa, y de la doble compuerta que lo hace parecer una bola de nieve. Y a él le encanta la cabina y el mecanismo del muñeco de nieve y el movimiento de abajo.
El segundo favorito del mayor y el favorito del peque ha sido el cofre Bolso Shopping (en vuestro comercio cercano o, si no lo localizáis, aquí a 12,99 en Amazon), porque además de abrir el bolso en sí, tienen los patinetes molones en los que se quedan de pie (cómo molan las pegatinas), el cine que se abre, el espejo móvil y… ascensor. Madre mía, cómo les gusta un ascensor.
Es muy divertido verles inventar historias, y estos dos cofres son tan compactos que van fenomenal para sacarlos de viaje. Pero no son los únicos. Como veis, el Castillo de Arena es chulísimo y preciosísimo, y el Cofre Perfume Spa, aparte de que viene con un coche de esos de golf que fue lo primero a lo que se le fueron los ojos a mi pequeño, tiene una historia especial con agua que… bueno, ¡que es que hay que probarlo!
Los minicofres tienen también su punto, aunque aquí mi preocupación está en que no nos cabe la muñeca dentro si lo queremos meter todo. También os digo que hemos tuneado una cajita pequeña que teníamos de otra cosa con pegatinas de Polly Pocket para guardar ahí accesorios y muñecas y tenerlo todo bien guardadito. Así que incluso los minicofres, con las cositas que traen dentro, están muy bien (y además en tiendas están por menos de 5€, que qué más queremos).
HABILIDADES Y COMPETENCIAS
Como en este caso no estamos hablando de juegos de mesa ni videojuegos ni juegos de rol, no nos vamos a extender mucho, pero no queremos dejar de incidir en que este tipo de juegos también tienen numerosos beneficios:
- Juego libre. Sabéis que somos muy fans del juego estructurado, pero el juego libre es absolutamente necesario para los niños y niñas. Desarrollar sus habilidades dentro de un entorno no reglado es fantástico para ellos.
- Imaginación. A pesar de que los personajes vienen con unos parámetros marcados (ropa específica y complementos) en unos entornos relativamente predefinidos (un centro comercial, un refugio en la nieve), ello no obsta para que, al tratarse de juguetes de juego libre que no tienen «pilas», invitan a crear historias con los personajes.
- Psicomotricidad fina. Relacionado con lo anterior, los niños, de hecho, están «obligados» a coger las piezas, que son bastante pequeñas (aunque el «sticky» lo hace todo mucho más fácil, pero sigue siendo un juego +4 años), y realizar acciones con ellas. El juego no consiste en darle a un botón y ver cómo suena o cómo se mueve. El juego invita a la acción.
- Expresión oral. Las historias que se crean, se cuentan. Se hablan. En el juego libre, los niños explican qué está pasando, se lo cuentan el uno al otro, nos lo cuentan a los adultos, nos hacen partícipes, nos narran.
- Expresión emocional. Por supuesto, también relacionado con lo anterior, el juego libre permite una expresión emocional. A las muñecas les pasan cosas. Y esas cosas a veces (otras veces no) están relacionadas con las cosas que ellos mismos han visto. En este caso, además, los complementos de las Polly Pocket invitan a la acción positiva e interacción relacionada con la amistad, fraternidad y diversión.
CONCLUSIÓN
Que sí, que no os vamos a engañar, que nos han gustado mucho. Y, sinceramente, si hay algo por lo que me gustan especialmente es porque van a colarse ya no solo en la mochila de ir de paseo o a comer o a pasar el finde por ahí, sino que se vienen con nosotros de viaje. Sobre todo, por tres motivos:
- Porque nos divertimos y creamos aventuras juntos.
- Porque son muy compactas y con llevarte un cofre ya te llevas un montón de historias contigo.
- Y porque les encantan y les entretienen un montón, con todas las cosas que tienen.
¿Qué tal vosotras y vosotros? ¿Conocíais las Polly Pocket? ¿Tuvisteis de peques? ¿Pensáis repetir? ¡Ya nos contaréis!
Yo nunca he tenido Polly Pocket. Si las hubiera y elfo, mis hijos también las habrían disfrutado porque mi madre es como tu suegra. No sabes lo que disfruta mi hijo con el barco pirata de los «clics» (que entonces no eran playmobil). Me encanta el formato apañao de los Holly Pocket de ahora. Me lo imagino para guardar y para llevar a los viajes y me parecen medidas ideales.
Me acuerdo de los «clics». Yo no tuve, pero me encantaba ir a casa de amigas que sí tenían!! Ay, qué bonito!! Gracias por comentar!!
Mi madre también conservó las polly pockets de cuando mi hermana era pequeña. Ella es más pequeña que yo 7 años y salieron más para su época (yo era de pinypon). Las sacó el otro día y debe conservar unas 20 cajitas por lo menos… y están todas en perfecto estado. Mi hija cumple 3 en breve y aún la veo pequeña pero para el año que viene ya le pillaremos alguna de las nuevas seguro.
La verdad es que son muy chulas y se disfruta muchísimo. Con 3 quizás es pronto, pero más adelante se montan unas historias chulísimas. Y tienen tantas cositas… ¡son geniales!