Racismo en niños: ¿qué estamos haciendo mal?

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Algunas noticias virales no deberían dejar de circular nunca. Llegan arrasando y se propagan de terminal en terminal porque son humanas, porque nos conmueven, porque nos dejan el cuerpo con una sensación de paz que pocas cosas consiguen. Porque nos reconcilian con el mundo. Hay otras noticias que, además de esto, nos dejan un sabor de boca raro. Confuso. Porque nos dan un tirón de orejas y nos recuerdan que el mundo no es un lugar mejor, precisamente, porque nosotros nos empeñamos en que no lo sea.

Hay una noticia que corrió como la pólvora hace unos días. Esa noticia me creó una duda, me hizo investigar un poco (¡Mordorpedia al rescate!) y ahora comparto con vosotros el contradictorio y sorprendente pero totalmente lógico resultado de esta investigación.

LA NOTICIA

Los nombres de Jax y Reddy se viralizaron la semana pasada. Nos contaban la historia de un niño (Jax), que aprovechó que su madre le dijo que tenía que cortarle el pelo, para pedirle que se lo cortara como su mejor amigo (Reddy). Su objetivo no era otro que hacerle una broma a su maestra y que, al verles juntos con el mismo peinado, no pudiera distinguirles. Para él, la única diferencia que había entre ambos era que su pelo era más largo. El motivo por el que la historia se ha viralizado es porque Jax es rubio con la piel blanca y Reddy es moreno con la piel negra.

Jax-y-reddy

Foto original compartida por Lydia Stith Rosebush (¡gracias por permitirme usarla!)

Lydia, la madre de Jax, compartía la imagen y hacía esta reflexión: “Si esto no es la prueba de que el odio y el prejuicio es algo que se nos enseña, no sé qué puede serlo”.

Todo esto llegó de una manera muy especial a mis oídos. Mi hermana mayor me contó la siguiente anécdota: mi sobrina, la vikinga warie, había visto la noticia en la televisión. En el vídeo se veía a los dos niños abrazándose y mi sobrina, de 4 años, preguntó: “¿Son hermanos, mamá?”.

Cuando me lo dijo, después de los correspondientes emoticonos con corazones y “ooooohs”, hice un “experimento”. Le puse el mismo vídeo al Dragón (3 años) y esperé su reacción. Estaba el muchacho más interesado en ese momento en ver a la cerdita Peppa, así que al final le pregunté yo misma: “¿Son hermanos o amigos?” (en ese orden a conciencia, porque tiende a contestar la última palabra cuando le das a elegir entre dos opciones -efecto recencia, le llaman-). Los miró, lo pensó y me dijo: “Hermanos”.

Todo esto me recordó un anuncio que vi hace tiempo de una conocida-marca-de-coches que os pongo a continuación. Echadle un vistazo, son 25 (conmovedores) segundos:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=Ms1CFqHD8yg]

Maravilloso también, ¿verdad?

Bueno, pues cuando vi esta última noticia, lo primero que me pasó fue lo que a muchos, me saltó la lagrimilla y pensé: “Jo, qué fantástica la pureza de los niños, qué emotivo es pensar que no ven diferencias en el color de la piel, a diferencia de nosotros malditos gañanes adultos que más valdría que nos partiera un rayo a todos…”.  Pero después me hice una pregunta: “Un momento, los niños… ¿cómo es que no ven diferencias en el color de la piel? ¿No la ven?”. Y me puse a investigar…

LA INVESTIGACIÓN

¿Ven realmente los niños la diferencia en el color de la piel?

Me refiero a ver de percibir con la vista, simplemente. No tardé mucho en encontrar la respuesta a esta primera pregunta. Además, es muy evidente para todos, ¿no?. Es típica la imagen del niño que señala en público a alguien que es diferente de lo que ha visto normalmente (ojo, porque le produce curiosidad, sin entrar a juzgar).

La respuesta a la pregunta es: sí, ven la diferencia. Los niños saben que una persona es más bajita que otra, más delgada, con el pelo más corto o con la piel más clara. Y, de hecho, con 3 meses de edad ya muestran preferencia.

¿Ven los niños la diferencia entre razas* si sus padres no les hablan al respecto?

Aquí, la respuesta me dio una bofetada de las gordas. Ya no hablo de la diferencia visual entre los colores de la piel, sino de darle la suficiente importancia a ese hecho como para distinguirlo más allá de la diferencia en el color del pelo. Por ejemplo, mi sobrina (una niña que distingue a Kylo Ren de Darth Vader, cosa que muchos adultos no hacen), con total seguridad percibió la diferencia física entre Jax y Reddy, pero se preguntaba si serían hermanos. De hecho, ¿por qué no iban a serlo? ¿Qué más da que sean distintos? (Sí, me voy a comer a mi sobrina con patatas, me la comeré un poco de vuestra parte también).

playmobil-blanco-negro_2.jpg
Dos Playmobil con distinto color de piel. Bueno… distinto color de plástico.

Sin embargo, en un interesante artículo de la Dra. Kristina R Olson llamado “¿Son racistas los niños?“, publicado en la revista Psychology Today, la experta nos habla de padres horrorizados porque sus hijos han hecho comentarios racistas muy ofensivos (menuda redundancia) siendo ellos personas libres de prejuicios y de los cuales sus hijos nunca han escuchado nada semejante. ¿Por qué ocurre esto? Obvio: no somos su única influencia.

Es más, cuando los padres (normalmente padres blancos) no les hablan a sus hijos sobre la diferencia que existe entre las distintas razas (porque creemos que esa es la manera de restarle importancia a esa diferencia y que nuestros hijos no la perciban) lo que estamos haciendo, de hecho, es dejar sin respuesta las preguntas que puedan tener sobre por qué, en la práctica, el color y los rasgos faciales predicen (lamentablemente) en cierta medida dónde viven, con quién se relacionan o incluso qué coches conducen.

De hecho, en ocasiones los niños crean sus propias teorías (a veces “razonablemente” disparatadas) sobre este tipo de hechos. Hay un estudio que confirmó este dato: antes de que Obama fuera presidente, un grupo de niños entre 5-10 años afirmaron que ninguno de los 43 presidentes hasta entonces había sido negro porque debía de ser ilegal. Absurdo, ¿eh? ¿Pero el qué? ¿La respuesta de los críos o la ausencia de un presidente que no fuera blanco?

¿Es suficiente con hablarle a los niños sobre las diferencias raciales?

Lo cierto es que a la edad de 3-4 años, los niños blancos occidentales muestran preferencia por otros niños blancos. Es más, como os decía antes, simplemente con 3 meses ya tienen esa predilección. ¿A qué se debe? Pues muy sencillo: del dicho al hecho hay un trecho.

Tú puedes decirle a tus hijos/sobrinos/alumnos que todos somos iguales y que tenemos que tratar a todo el mundo de la misma manera, pero si el niño no te ve haciéndolo, tu capacidad de convicción se ve mermada. Ya no hablo sólo de que nunca le faltes al respeto a una persona de otra etnia, o de que incluso corrijas a un personaje en la televisión que pueda hacer algún comentario racista, sino de que te relaciones realmente y tengas trato real con personas diferentes física y culturalmente a ti.

Un estudio realizado por Bar-Haim y cols. aclara que los bebés de 3 meses muestran preferencia por las personas no de su misma raza (porque obviamente no saben cuál es), sino de aquella a la que estén acostumbrados a ver. Si es la suya, la suya. Pero si son varias, varias. Si eso le pasa a un bebé, ¿cómo no le va a pasar a niños más mayores?

CONCLUSIÓN

racismo-niños-playmobil-feminismo_2.jpg
Dos conductores de juguete con su coche de distinto color (los conductores y los coches) y sexo (los conductores solo… en principio). 

Al igual que ocurre con el machismo, contra el cual es necesario no solamente no hacer distinciones entre uno y otro género sino actuar y poner en práctica esa búsqueda de la igualdad (a.k.a. feminismo), en el caso del racismo también tenemos que tratar de dar un ejemplo real.

Después de esta investigación me quedan claras varias cosas:

  1. Los niños perciben diferencias entre los atributos físicos de las distintas personas (color, proporciones, sexo -más adelante-, etc.).
  2. No atribuyen de manera natural un valor distintivo a esas diferencias. Simplemente las constatan.
  3. A través de su propia percepción de la realidad, van asociando esas diferencias a información “estadística” que les va llegando (no necesariamente a través de mensajes orales directos).
  4. Si los adultos no les damos respuesta y no les hablamos abiertamente sobre el motivo (o sinsentido) de esas diferencias, pueden crear teorías propias o acogerse a las ya existentes: que esas diferencias sociales son justas y válidas.
  5. Si, además de hablarles de ello, les damos ejemplo relacionándonos por igual con personas de distinta etnia y tratando de igual manera a cualquier ser humano sea del sexo, raza, lengua, género, orientación sexual u otra condición que sea, nuestra credibilidad ante sus ojos será mayor. Y los niños hacen lo que ven. Así pues, este parece ser el camino.

Espero haber ayudado con este post a aclarar algunas cuestiones que creo que son bastante importantes. Me queda mucho que decir, pero lo vamos a ir dosificando, que esto es mejor digerirlo poco a poco.

Y que cale.

*Nota: Me siento incómoda con el uso de la palabra “raza” porque creo que es incorrecto y que, a día de hoy, con el altísimo mestizaje genético que hay, no tiene sentido, pero la utilizo por comodidad del lenguaje y porque es la que se utiliza mayoritariamente en investigación.

32 COMENTARIOS

  1. Me gusta tu post.
    Paula tiene su “más mejor amiga” que es filipina, y ahora es cuando pregunta ¿Por qué es diferente? Y la explicación es fácil y neutra, es filipina y allí son más morenos que nosotros, pero ya está. Para lo demás su amiga y ella son iguales. Nosotros somo los que les pasamos nuestros prejuicios, y dar una educación en la igualdad es muy muy complicado.
    Besos.

    • Muy complicado dar esa educación, pero realmente ahí está el problema, que nos paramos a decir lo mínimo. Y parece ser que no es suficiente. Parece ser que tenemos que explicar más allá. Tendremos que informarnos y formarnos más para educar correctamente a nuestros hijos. 🙂

  2. Muy de acuerdo contigo. Yo siempre he sido de las que piensa que somos los adultos los que “maleamos” a los niños, ellos no tienen prejuicios de ningún tipo!

  3. Me ha encantado el post, es super necesario hablar de estas cosas para concienciar e intentar hacerlo mejor. Yo me pasé la infancia de mi hija mayor hablándole del tema pk su familia paterna le decían cosas del rollo “no te acerques a los negros” y he tenido mucho trabajo, aunque como bien dices lo mejor que podemos hacer es dar ejemplo. Me da rabia cuando en las noticias siempre tienen que decir la etnia de la persona, y nosotros también podemos caer al decir “un negro” o “una mora”, yo siempre le he corregido eso a mi hija y le he dicho se dice una persona, o un hombre o una mujer, no me importa el color de piel que tenga. Hoy estoy orgullosa de mi hija, que ya va para 15 añazos y ella misma se escandaliza cuando oye algún comentario fuera de lugar… Espero tenerlo más fácil con el pequeño, que la familia paterna es diferente y papá piensa igual que yo.

    • Menudo trabajo has tenido. Mi más sincera enhorabuena por el resultado del mismo (¡15 años! ¡ay, dios! ¡No me lo imagino aún!). Sin duda, esto hace falta y hay que moverlo. Porque no basta con ignorarlo para hacer ver que somos iguales, hay que hablar y, como dices, hay que actuar y dar ejemplo.
      Muchas gracias por tu comentario. 🙂

  4. BUENÍSIMO POST ^___^
    y siiiiii hay que comerse a tu sobrina con patatas jejeje
    es preciosa la inocencia de los niños, yo no quiero soltarla nunca ni dejar que se le escape, todos deberiamos ser un poco niños por dentro (aunque por fuera debamos aparentar ser adultos jejeje) y el mundo sería mucho mejor!! ay que me pongo filosófica 😛

    el niño del vídeo MENCAAAANTA “pues yo no lo sabia”
    tan monisisisiisisisiisimo …..(y ahora me apetecía contar una anécdota jejeje)
    con 1 año y medio mi peque vio por primera vez personas “diferentes” a él en el paseo en tren a la guarde, a menudo además
    la primera vez le sorprendió un poco “que le pasa al nene, mamá?” (yo que no pensé en ello, sí soy un poco inocentona a veces jejeje) me dije que el bebé estaba triste o algo “no le pasa nada cariño” “sí, mira”, pero él se refería a lo obvio (para todos menos para mí XD) que el bebé tenia un diferente color de piel …”aaah no le pasa nada cariño! es más morenito, tiene un color de piel diferente. tu tienes la piel más clarita y el más oscurita”
    se giró hacia su madre y la miró un rato, yo diciéndole a la madre que era la primera vez que veía a un bebe negrito, y el peque le acarició el brazo (era verano) y se puso muy contento y dijo “es muy suave”
    me pareció TAAAAN TIERNO, la madre rió jejeje

    (ostrassss que me he enrollao más que el propio post, perdooooon)

    • Los niños son amor. Es normal, le producía curiosidad porque claramente había visto que era diferente. Al final se trata de estar ahí y explicarle (adaptándonos a sus edades) cuáles son esas diferencias. Y trabajar por ello. 🙂

  5. Me encanta el post!!! 😍😍 La inocencia de los niños es maravillosa, es una pena que esa visión de la realidad tan bonita y pura se pierda con los años 😔 Sí todos empezáramos a actuar (no solo decir como bien dices) todo sería distinto 👏👏
    Precioso!!! ❤️

  6. ¡¡¡¡Precioso post!!!!. En mi experiencia personal, es más temprana la percepción de las “diferencias” de género, que las de raza (tampoco me gusta hablar de raza, pero así se entiende mejor). ¿La culpa?: de los adultos, claro, pero ¡qué difícil es no condicionar a tus hijos!. Darse cuenta es el primer paso para trabajárnoslo, y este tipo de post ayudan. Gracias.

    • ¡Muchísimas gracias, Icíar! Es muy difícil no condicionar a nuestros hijos, pero claramente es algo que tenemos que intentar. Hay que protegerles y darles herramientas para tratar que no les afecte el racismo ni el machismo, e incluso que, con el tiempo, se conviertan ellos mismos en agentes del cambio. En padres con hijos mayores he visto que eso es posible, así que luchemos por ello! 🙂

  7. Magnifico post amiga mía. Ojala todos invirtieramos tiempo en pensar estas cosas y enseñar e informar a nuestros hij@s en tal sentido. Pedazo de artículo. ¡Si Señor! 😉

  8. Nos vamos a tener que arremangar y formarnos si queremos educar bien a nuestros hijos y afrontar de verdad el complicado munco cambiante que tenemos. Me ha gustado mucho que demuestres que incluso el video viral más emoticonamente sentimental puede hacernos reflexionar de verdad sobre nuestra sociedad.
    Un saludo

    • Ayer comenté pero le he estado dando vueltas y necesitaba recomentar (como por el artículo veo que tu también eres de darle vueltas a las cosas seguro que me entiendes). Creo que la creencia de los niños que dos personas de razas distintas pueden ser hermanos sí me parece demostrativo que no distinguen entre razas a nivel valorativo, todas son iguales para ellos ya que no hay nada más igualitario para los niños que la hermandad (sobretodo también demuestra que no entienden de herencia genética y por tanto no creen que los hijos deban parecerse a los padres y los hermanos entre ellos) pero que un niño crea que nada lo distingue de otro excepto el corte de pelo (no ve lo más pero sí lo menos) me parece extraño, la verdad… Aunque la historia bien merece la reflexión sobre racismo y como los padres debemos ejemplificar para mejorar nuestra sociedad.
      Ahora sí que ya lo he dicho todo!
      Un saludo

      • Efectivamente!! Eso es lo que explico en el post. Dos personas distintas pueden ser hermanas (¡por supuesto!), pero son distintas, a la vista está. Somos nosotros los que debemos demostrar con el ejemplo diario que ser distintas no implica que sea malo. 🙂

  9. Tenía a medio escribir un artículo parecido al tuyo… la razón por la que nos reconcilia con el mundo este tipo de historias es porque nos resulta más fácil decir “awwww” que afrontar la realidad del racismo que llega a todas las esferas de nuestra sociedad y queremos acallar nuestras consciencias fijándonos en el gesto de un pequeño.

    Un artículo excelente, te felicito

  10. Vuelvo a este post que me encanta, para comentar una anécdota con mi hijo pequeño (4 años y en 3 meses ya 5). Viendo un peli le preguntamos a un comentario suyo: ¿pero quién dices, la niña negra?. Su respuesta: No es negra, es azul (efectivamente la niña tenia el pelo azul, un detalle para él mucho más relevante que de qué color era su piel).

  11. Nunca he hablado a mi hijo, que tiene 6 años sobre las diferencias étnicas. Cuando iba a jugar con un niñ@ de otra étnia en el parque, no haciamos ningun comentario al respecto. ¿Por qué ibamos a hacerlo?¿Acaso comentamos si un compañero de juegos es rubio, moreno o castaño?. El tampoco parecia percibir la direncia, no se comparaba ni nada similar. Ahora, a sus 6 años, entusiasmado con la película de “Encanto”, juega a que son personajes de la película en el cole. Vino a casa y me dijo, “-¿Sabes, mamá, que hay gente que tiene la cara de otro color?”. Yo le contesté: – Sí, ¿Y…que pasá?. – “Nada”, respondío…y no ha vuelto a hacer ningún cometario al respecto.
    Estoy convencida de que los niños ven las diferencias entre las personas, porque son pequeño, pero no tontos….sin embargo, son incapaces de atribuir esas diferencias a cuestiones étnicas o raciales, ya esto es un concepto creado por nosotros.

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