Hace unos meses os hablé del juego de mesa Mr. Wolf y os conté lo que me gustan los juegos cooperativos para peques y mayores y, además, lo que me gustan los juegos que usan la caja como parte del juego como tal. Es como que le da sentido a que la caja sea grande y, claro, le da más empaque a la hora de regalar, porque nada más abrirlo está como muy vistoso todo. Pues el caso es que aquel juego venía con el sello de Blue Orange (traído a España por la editorial Mercurio) y una estética la mar de cuqui. Y tenemos la suerte, para los que nos gustan estos juegos colaborativos de niños desde 3 años, que Mercurio nos ha vuelto a traer otra pequeña cucada: el juego de mesa Happy Bunny. ¡Os contamos cómo es!
¿Qué encontrarás en este artículo?
HAPPY BUNNY
- Jugadores: 1-4 (es cooperativo, tiene versión para un solo jugador)
- Edad: 3+
- Tiempo: 15 minutos máximo (puede ser menos si se da muy bien)
- Mecánica: cooperativo, memoria, colección
- Editorial: Mercurio (Blue Orange)
- Autor: Peggy Brown
- Ilustraciones: Gaëlle Picard
- Precio: 25€ aprox. en vuestra tienda friki de cabecera u online (aquí en Amazon).
La primera vez que abrimos la caja de Happy Bunny, nos preguntamos qué era aquello. Intentamos desmontarla (sin éxito, afortunadamente) y nos dimos cuenta de que, efectivamente, la caja forma parte del juego. No la desmontéis, está bien así. Los materiales son de una calidad muy alta (prueba de ello es que resistieron mis intentos de destrucción), y podéis dárselo con tranquilidad a niños de 3 años, que las zanahorias, aunque parezcan pequeñas, no se rompen. Nota: si se lo dais a niños más pequeños de 3 años, súper atentos, que ya sabéis que es peligroso si se lo tragan.
De hecho, mi pequeño Tritón de 2 y medio adora este juego. Lo saca para jugar una partida con su hermano de casi 5, que le encanta también y, después de jugar (el peque a veces no aguanta o hay que dirigirle bastante, que aún está más centrado en juegos de mesa de 2 años), se pone a jugar al escondite entre las zanahorias con las dos figuritas (el conejo y el granjero). Bueno, divertidísimo verles. Y las figuritas son una preciosidad. Eso sí, después de un montón de partidas, nos seguimos preguntando para qué sirve como tal la figura del granjero…
CÓMO SE JUEGA
Como hemos comentado, el juego de mesa Happy Bunny es cooperativo, es decir, que todos los jugadores forman parte del mismo equipo. En este caso, son el conejito, el cual está buscando zanahorias en el huerto para su familia (si es ético o no robárselas a un granjero, es una cuestión ética que podéis plantear también…). Su familia debe de ser grande y el conejito debe de conocerlos bien, porque sabe exactamente (en medida exacta de longitud, ojo) cuánta zanahoria va a necesitar para que queden satisfechos. La medida viene en el lateral de la base de la caja (una vez abierta), y corresponde a dos de los lados (con un poquito de margen). ¡A por las zanahorias!
PREPARACIÓN
Una de las cosas que más les gusta a los peques es plantar todas las zanahorias al principio de la partida. Hay que intentar que lo hagan rápido, para que no memoricen dónde están las zanahorias «buenas» (las mordidas, que claramente son las más ricas) y, después, darle vueltas a la caja para que no se acuerden.
Después, se coloca la figura del conejito al principio del camino y la del granjero en la multicolor del final. Y empieza el jugador más joven (¡o el último que haya visto un conejo!).
MECÁNICA
En el juego de mesa Happy Bunny, por turnos, cada jugador/a tira el dado de colores y mueve el conejito hasta la siguiente casilla que se encuentre en el camino del color que haya salido. El número que salga en dicha casilla (del 1 al 4), es el número de zanahorias que pueda intentar recolectar.
- Si la zanahoria está mordida (dibujada, se entiende), la coge y la coloca en el lado de la caja con la regla empezando desde el 0. Si ya hay alguna, se coloca pegada a la anterior, en una fila a lo largo de la regla. Cuando se termina la longitud de la regla con zanahorias (no vale quedarse corto, o es justo o se pasa de largo), se empieza otra fila. La segunda fila se puede poner paralela a la primera, o bien en el otro lado con regla de la caja.
- Si la zanahoria no tiene mordisco, se vuelve a colocar en el mismo agujero. ¡Aquí entra la memoria! Es importante no desaprovechar oportunidades luego volviendo a sacar esa.
FIN DEL JUEGO
El juego termina de dos formas:
- Si los jugadores consiguen completar dos filas de zanahorias antes de llegar al final del camino, ¡han ganado! ¡El conejito llevará un banquete a su familia!
- Si el conejito llega a pisar la casilla multicolor (comodín: vale para cualquier color del dado) donde está el granjero sin haber conseguido aún sus zanahorias, ¡han perdido! ¡El granjero atrapa al conejito!
CÓMO SIMPLIFICAR Y MODIFICAR EL JUEGO
JUEGO SIMPLIFICADO
Puede ser que, por cualquier motivo, un jugador/a no termine de entender el concepto del juego porque haya que abstraer que se gana cuando se tienen dos líneas de zanahorias. En esos casos, podéis probar a decir un número objetivo de zanahorias que hay que conseguir, independientemente de su longitud, para poder ganar. Por ejemplo: 10 zanahorias (suele ser un número hasta el cual más o menos controlan).
Así será más fácil y, además, estaremos reforzando que hagan recuento de zanahorias a ver si han llegado hasta 10.
En el caso de que tampoco controlen esos números, se puede intentar a hacer lo siguiente, cuando saquen zanahorias:
- Si tienen mordisco, se la quedan los jugadores.
- Si no tienen, se la queda el granjero.
El que tenga más, ha ganado. Aquí hay que tener en cuenta que hay el mismo número de zanahorias mordidas que no mordidas (20 y 20), así que la mitad de las veces, estadísticamente, no ganarán. Valoradlo antes de hacerlo así, o «manipulad» la estadística retirando algunas no mordidas (los juegos cooperativos para niños pequeños están balanceados para que se pierda a veces, pero se gane más).
MODO COMPETITIVO
Para los jugadores que prefieran los juegos competitivos, o si queréis darle una vuelta, podéis hacer una fila individual cada jugador/a con las zanahorias mordidas que haya recolectado cada uno/a en su turno. La persona que tenga la fila más larga cuando el conejito llegue al final de la granja, habrá ganado.
MODO SOLITARIO
Técnicamente, un solo jugador o jugadora puede echar una partida, puesto que es cooperativo y él o ella puede hacer de conejito, sin más. Sin embargo, nuestra recomendación es que juguéis con ellos siempre que podáis y dejéis esta opción un poco «olvidada». Eso sí, si el juego les encanta y les apetece de motu proprio jugar solitos y estáis cerca, ¡dadle rienda suelta!
HABILIDADES Y COMPETENCIAS
De primeras, por el tipo de juego, ya nos viene a la cabeza el trabajo en equipo como una de las habilidades más claras. Sin embargo, hay más. Veámoslas:
HABILIDADES MÁS ESPECÍFICAS
- Visopercepción. En este juego es particularmente importante diferenciar los colores del dado y asociarlos a los colores del camino, porque hay que hacer el recorrido del camino con la vista hasta encontrar el primer color igual. Además, al sacar cada zanahoria, los jugadores deben fijarse bien en si tiene un mordisco o no y, si no lo tienen, han de ver dónde lo dejan, por lo que trabajan también la localización espacial.
- Memoria. Esa localización espacial está, de hecho, relacionada con la atención y con la memoria. Los jugadores tienen que atender bien a ver dónde guardan cada zanahoria para que no vuelvan a coger las que no están mordidas, puesto que eso les acerca a la derrota.
- Trabajo en equipo. Se trata de un juego cooperativo desde el momento en el que meten entre todos las zanahorias, las van sacando una a una, tratan de escucharse unos a otros confiando en la memoria de los demás y compartiendo entre todos un objetivo común.
- Toma de decisiones. Aunque a un nivel básico, cada vez que se saca una zanahoria, deben decidir cuál cogen y si se acuerdan de cuáles han sacado y cuáles no, entre todos.
HABILIDADES MÁS GENERALES
- Coordinación óculo-manual y Psicomotricidad fina. Este juego, definitivamente, requiere de coordinación mano-ojo para coger exactamente la zanahoria que queremos (y para devolverla) y de psicomotricidad fina, ya que además requiere hacer una pinza relativamente fuerte. Además, luego, al colocar todas las zanahorias en fila, hay que intentar conservar el pulso y hacerlo con precisión.
- Monitorización. Con este Happy Bunny y su regla en la caja, los jugadores ven muy claramente su progreso, así como en el camino, y pueden comprobar dónde están, qué han hecho y cuánto les falta para conseguir su objetivo.
- Control inhibitorio. Aunque el primer instinto de los niños es sacar la zanahoria que tengan más cerca de sí o más cerca del conejito, es importante que frenen ese impulso para no repetir zanahoria no mordida, si es que la han sacado ya alguna vez.
- Tolerancia a la frustración. Puede que, en su turno, no consigan sacar ninguna zanahoria mordida, y tendrán que hacerse a la idea. Si lo usan en competitivo, puede ser que pierdan, además. En cooperativo, quizás el granjero les pille. En definitiva, van a tener que trabajar la tolerancia a la frustración casi con toda seguridad. Pues… ¡perfecto!
CONCLUSIÓN
El juego de mesa Happy Bunny es bonito, divertido, con emoción y suspense por el «¿qué saldrá?» en cada zanahoria y porque, cuando llegas a la recta final y aún te faltan zanahorias, el equipo se empieza a poner nervioso y, si se alcanza el objetivo, estalla en alegría. La verdad es que el juego es precioso (quitando, quizás, el tema de robar) y los peques se entretienen incluso simplemente jugando con el caminito y las dos figuritas.
Un juego cooperativo de memoria, en una caja muy regalable para los más peques de la casa, ideal para hermanitos y para repasar los números y los tamaños en el aula. ¿Conocíais este Happy Bunny?