Un juego cooperativo en tiempo real. Si quieres mantener volando las cometas, deberéis estar muy pendientes de los 6 relojes de arena. Un juego, como todos los que se juegan en tiempo real, que puede llegar a ser un poco estresante, pero que en el momento en el que te familiarizas con él, no dejas de disfrutarlo.
¿Qué encontrarás en este artículo?
COMETAS, HORA DE VOLAR.
- Nº personas: de 2 a 6.
- Edad: 10 años
- Tiempo: 10 minutos
- Editorial: Devir.
- Autoría: Kevin Hamano
- Ilustraciones: Beth Sobel
- Precio: 18€ aprox. en vuestra tienda de cabecera u online aquí.
En cuanto vi en redes sociales el juego desplegado en la mesa y que venía con esa cantidad de relojes de arena, ya llamó mi atención, pero cuando Caperucita Lúdica me dijo que merecía mucho la pena, no pude resistirme a adquirirlo para mi ludoteca.
CÓMO SE JUEGA A COMETAS
Para el juego normal, quitad las cartas de desafío (muy recomendable hasta que os familiaricéis con el juego). Colocad los 6 relojes de arena en el centro de la mesa, al alcance de todas las personas, (mirad bien que la aren de los relojes esté toda a un lado). Barajad las cartas de las cometas y repartidlas dependiendo del número de personas que vayáis a jugar:
- 2 – 3 personas, 5 cartas
- 4 personas, 4 cartas y
- 5 – 6 personas, 3 cartas cada una.
El resto de cartas dejadlas en un montón bocabajo al alcance de todo el mundo.
Sin mirar las cartas y quien empiece a jugar, dará la vuelta al reloj blanco de arena, éste reloj será el marcador de la partida. En ese momento, la persona que ha iniciado el juego, echará delante de sí una de sus cartas de cometas. Las cartas de cometas pueden ser de dos tipos: con una sola cometa de un único color o con dos cometas, de dos colores.
En el caso de que eche una carta con una cometa de un color, dará la vuelta al reloj de ese mismo color. Si la carta tiene una cometa de dos colores, dará la vuelta a los dos relojes de los colores que aparecen en la carta. Tened cuidado porque cada reloj de arena tiene un tiempo diferente, que oscilan entre los 30 segundos hasta los 75.
Cuando la persona que tiene el turno ha echado su carta y dado la vuelta al reloj de arena, robará una carta del montón. El turno pasa a la siguiente persona. La siguiente persona inicia su turno o bien cuando la persona anterior ha robado su carta o incluso, si veis que tenéis poco tiempo, cuando ha dado la vuelta a los relojes de arena correspondientes, nunca antes. Esta persona jugará su turno de la misma manera.
¿Y qué pasa con el reloj de arena blanco? No hay ninguna carta de cometa blanca, asi que, para poder girarlo, deberéis echar una carta con un cometa de un solo color. Si echáis una carta de cometa de un solo color, podréis optar por voltear el reloj de ese color o el reloj blanco.
El juego termina cuando pasan alguna de estas cosas:
- cuando uno o más de los relojes se queda sin tiempo, vuestras cometas han caído al suelo. Consultad vuestra clasificación dependiendo de las cartas que os hayan sobrado.
- cuando habéis acabado todas las cartas del montón. Llega el final apoteósico, en el que debéis terminar de echar todas las cartas que os queden en mano, pero en este caso ya no podréis girar el reloj blanco.
Una vez que hayáis jugado varias partidas, podéis complicar el juego un poco más añadiendo las cartas de desafío, que le dan un plus de dificultad (y diversión) al juego.
MIS CONCLUSIONES
Creo que en algunos párrafos de arriba dije que visualmente me llamó mucho la atención, junto con las mecánicas que había leído que tenía. Pero cuando lo pude jugar, me di cuenta del potencial que tenía el juego. Es perfecto para aprender a trabajar en equipo, comunicarnos de manera efectiva y aprender a gestionar el estrés y la frustración. Porque si, os vais a frustrar jugando y vais a sentir la tensión en cada segundo del juego. Y a mi, personalmente, eso me encanta. Ver como la gente comienza relajada, pero como van poco a poco elevando su tono de voz para decir qué reloj se está quedando sin tiempo para que las otras personas se den prisa.
En resumen, me ha encantado y ojalá podáis probarlo, porque seguro que lo vais a disfrutar.
