Hoy inauguro en el blog la sección «Recuerdo Viajero«, que algunas veces he ido publicando en forma de spoilers precog en Twitter (antes siquiera de que supiera que iba a hacer esta sección). Os cuento que se tratará de una sección en la que haré memoria exclusivamente de un momento particular de un viaje. Puede que fuera un viaje con mi familia en la niñez, a solas con Mr. B o con el Dragón y el Tritón. Tal vez algo que duró 10 segundos, tal vez un día completo. ¿Os pasa a vosotros? ¿Que de repente os invada un recuerdo, ya sea por un olor, un color, un sonido…? A mí a menudo. Y me encanta.
El primer recuerdo viajero que quiero contaros es uno que os adelanté en este tuit en forma de spoiler precog:
Una vez comí pirañas. Previamente pescadas. Por mí. En el nacimiento del Amazonas. =)#RecuerdosViajeros #HoraDeComer
— Bebé a Mordor (@bebeamordor) 15 de abril de 2016
Fue en Agosto de 2010, el tercer día de un viaje que duraría 10 semanas por Sudamérica (Perú, Bolivia y Argentina), sin haber programado más que la primera noche de hotel en Lima. Mr. B y yo llegamos a Iquitos sin saber qué excursión encontraríamos para adentrarnos en el Amazonas, y resulta que dimos con un auténtico guía local de la etnia bora (y con auténtico quiero decir que vestía ropa normal, nada de ir disfrazado, pero sus rasgos, su cultura y su voz lo decían todo). Edwin, siempre me acordaré de ti y recomendaré tu experta y natural guía, a pesar de tu, al menos entonces, difícil de entender castellano. Si alguna vez vais por allí, recordad que trabaja para la agencia «La Fuente del Amazonas» (al menos hasta 2015 era así), por si queréis contratar sus servicios.
Aparte de darnos un baño en el nacimiento del Amazonas lanzándonos de cabeza desde una barca (en la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali), entre otras cosas, nos acercamos hasta el Lago Piranha donde, oh sorpresa, pescamos pirañas. En concreto, yo pesqué dos con la técnica de pinchar carne en un «anzuelo» (enganchado a un hilo pendiente de un palo). Mi técnica, sinceramente, no estaba muy depurada. Y teniendo en cuenta que había que «sentir» cuándo la piraña picaba y levantar de un golpe seco el palo completo, con mi habilidad innata para pescar (que nunca me ha gustado, aunque en esta ocasión lo justificaba el hecho de que era nuestra cena), al final gasté más carne-cebo en el anzuelo que carne de piraña comí a la noche.
Y, efectivamente, esa noche cené pirañas (con arroz y papas, que es lo que toca en Perú). Y recuerdo que tenían un sabor muy peculiar. No tenían ese clásico sabor a pescado o a río. Sabían a carne. No sé decir si de cerdo, de pollo o qué, pero de mamífero. No de pez. Eso fue extraño. Y las espinas. Muchas espinas. Pero claro, tampoco eran muy grandes. No fue un banquete. A fin de cuentas, nos encontrábamos en medio del Amazonas, en un lodge hecho con la madera de los árboles que lo rodeaba, sin electricidad ni agua corriente, lleno de insectos y rodeado (por no decir invadido, que da más cosita) por arañas de las peluditas.
Así que sí, tal como anuncié, una vez comí pirañas. Previamente pescadas. Por mí. En el nacimiento del Amazonas.
¡Eres la Indiana Jones femenina!
Qué recuerdo más genial 😀
Muchas gracias! Es un recuerdo bastante molón. Esas cosas se te graban. Habrá más. Tengo que atraer a la gente al Lado Aventurero de la Fuerza 😉
¡Pobre Pancho! Se ha quedado sin su amigo el Piraña… 🙁
Lo sé, soy cruel… xD
Qué curioso pescar y comer pirañas! Y ese sabor carnívoro. Qué experiencia tan chula y aventurera! Besitos!
Muy recomendable 🙂 Me sentí muy aventurera… jeje
¡Madre mía! Mejor comerte tú a las pirañas y no al revés. Je je. ¡Qué pasada de viaje!
De ese viaje voy a sacar muuuuchos recuerdos viajeros 🙂
[…] pescado y comido pirañas en el […]
La cosa iba bien hasta lo de «invasión de arañas peludas» hay me has perdido completamente. Lo siento Amazonas, no creo que vaya a verte nunca…
Ay… Lo entiendo, lo entiendo… xD
[…] Amazonas) en la vida real de allí, sin teatros ni indígenas disfrazados. Allí, como os conté, pesqué y comí pirañas. Juls sosteniendo una cría de perezoso que literalmente pasaba por allí. Dos […]