Egoísmo enamorado: Mala madre de manual

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La semana que viene me reincorporo al trabajo y estoy haciendo memoria de los últimos meses. Pasa rápido, esto. El caso es que estos días ha venido una amiga a casa y, cuando uno tiene visita, le es más fácil verse a sí mismo “desde fuera”, sobre todo evaluándose en los nuevos roles adquiridos (bimadre, “propietaria”, bloguera…).

Y estos días estoy pensando, especialmente cada vez que me veo intentando calmar al Tritón… ¿Cómo una persona como yo ha sido capaz (por segunda vez, para más inri) de aguantar más de 5 meses de presencia continuada de un bebé cuya actividad principal es llorar? ¿No es sorprendente?

ME CONFIESO EGOÍSTA

Si dijéramos que soy esa madre ideal (que algún caso he visto) que parece que ha nacido para criar a sus hijos, cuyo calmado tono de voz no se inmuta con el llanto agudo y penetrante de su bebé y que parece dichosa de poder “prolongar” su baja maternal y convertirla en una excedencia… Pero no. Yo no soy así. Yo soy de otra manera, una malamadre de manual…

  • La mitad (50%) de las veces que mi bebé llora, pongo los ojos en blanco, inspiro y resoplo. Porque, caramba, no me apetece NADA escuchar su llanto.
  • La lactancia fenomenal, ¿eh? Pero me he desesperado mucho por ser el único proveedor de leche de la zona. Muchas veces he deseado que el peque ya tomara biberón para ser un poquito más libre.
  • Después de todo el día sola con el niño, al llegar mi marido le he entregado “el paquete” casi nada más atravesar la puerta. A veces he accedido a que antes se ponga cómodo, ¡pero rápido, rápido!
  • back-to-wok
    Crónicas PSN. “Back to work”

    Pese a que no me entusiasma volver al trabajo, tampoco me vería capaz de estar un año sola con el bebé. Incluso, como hacen muchos, me parece impensable la idea de criar a mis hijos sin llevarlos a la escuela (y, a veces, ¡hasta los 6 años!).

  • Cuando estoy en un grupo de gente divirtiéndome con el bebé dormidito en otra estancia y, de pronto, suena un llanto, cruzo los dedos para que no sea el mío (incluso cuando es el único bebé… que en esos casos casi mejor que sea el mío, imaginaos el susto si se oye un llanto fantasma).
  • Llegar a Dorne, mis tierras santas sevillanas, es entregar a los cachorros a los abuelos o tíos que puedan encargarse de ellos e intentar buscar algún reducto de paz lo más alejado posible. Aunque eso sea detrás de la puerta de esa sala.
  • Aunque ya hablaré de este instrumento del demonio, en esta baja he sido incapaz de extraerme leche previamente a mi reincorporación. No he encontrado el momento. Y reconozco que los hay, pero los he dedicado a otras cosas (hermano mayor, blog y, a veces, dormir).

ME DECLARO ENAMORADA

Así soy yo, lo confieso. Y, sin embargo… Sin embargo, no hay otra explicación posible para que alguien como yo haya conseguido superar estos 5 meses…

  • La otra mitad (50%) de las veces que mi bebé llora, le miro, le sonrío y le abrazo fuerte, porque se deja, porque es blandito y entrañable, porque me gusta que me sienta cerca de él cuando lo está pasando mal.
  • La mayoría de las veces que le doy el pecho, siento esa satisfacción biológica que es saber que estoy haciendo crecer a mi hijo y dándole el placer de una buena comida. Si a eso se le añade la mirada directa a los ojos que me lanza de vez en cuando, y esa sonrisilla que le sale que a veces hace que se le escape el pezón de la boca… Muero de amor. Es el poder especial de conexión reparadora de la carta de la madre lactante.
  • Cada momento de llanto desesperante por no saber por qué llora mi bebé, cada uno de ellos, es compensado ampliamente por las pequeñas novedades del día a día que hacen que necesite llenar mis grupos de whatsapp con información gratuita: hoy ha sonreído por primera vez, o ha puesto su primer puchero, o ha conseguido (¡casi, casi solito, ya lo tiene!) darse la vuelta, o ha alcanzado ese objetivo vital para todo bebé que es chuparse el dedo del pie. Hitos históricos, señores. No hay nada más importante.
  • La idea de volver al trabajo, aunque en parte pacificadora por encontrar una rutina, me resulta atroz… Separarme de mi bebé, despedirme de él mientras aún duerme, no verle durante horas y horas, estar lejos de donde se encuentra. Me desgarra el corazón.
  • Cuando estoy con más gente, adoro tenerle conmigo y que todo el mundo vea que (objetivamente, por supuesto, siempre objetivamente), mi niño es el bebé más simpático del lugar. Que le suelte su sonrisa encantadora a personas que no conoce de nada (menudo bribón) y la gente me pare por la calle para verle es, aunque realmente extraño y molesto, bastante reconfortante. Sí, señora, lo que llevo en el portabebés es un bebé. Y sí, es fantástico.
  • A veces, cuando mi peque está con sus tíos o abuelos, me paso el tiempo haciéndole fotos y observando las caras de sus familiares cayéndoseles la baba porque es (objetivamente), el niño más bonito del mundo. Y el más listo, claro. Para sus 5 meses.

Considero que mi tiempo es oro pero, a veces… A veces…

 

Y es la verdad, mi hijo me quita tiempo, llora, hace caca, vomita y, en ocasiones, le hace más carantoñas a su padre que a mí (¡habrase visto!). Pero nada en el mundo me trae más paz que conseguir su sonrisa, verle comer con avidez, observarle dormir plácidamente y verle disfrutar con las cosas que tiene a su alrededor.

Porque, sí, me confieso una persona egoísta pero, también, me declaro profundamente enamorada. Y, aunque me vaya a trabajar en unos días, nadie me va a separar de mi bebé nunca.

1 COMENTARIO

  1. Ay, si es que en el fondo lo normal es eso que seamos un poco de cada. Y mira que yo soy de las que se tomó 2 años de excedencia (y me parecieron pocos) pero luego he puesto los ojos en blanco también y he pasado al bebé como una patata caliente después de todo el día en casa!

    Que vaya genial esa reincorporación y esos reencuentros con los peques después del trabajo <3

  2. Sin palabras… Me siento reconocida en cada cosa que dices, y me encanta, porque lo dices tal como es, sin miedos.
    A mí me pasa a veces, cuando me desespero un poco con mi niña pienso en llamar a mi hermana para que se la lleve un rato y descansar de ella, pero luego me siento mal por necesitar eso… Pero es cierto que a veces necesitamos un ratito para recomponernos…

  3. ¡Como te comprendo! Yo pasé por lo mismo hace dos meses, cuando también mi pequeño tenía 5 meses y aunque fue muy duro para mi, era algo que necesitaba para volver a ser YO. Me costó muchísimo separarme de él, y aun salgo corriendo para llegar a casa y achucharlo, pero volver a trabajar, ser alguien “independiente” y no solo madre era algo que tenía claro desde siempre.
    Quiero mucho a mi niño, pero a ratos me vuelvo asocial y necesito estar sola. Como antes de ser una persona + mini extensión XD
    Por cierto. Da igual con quien esté mi peque. En cuanto entro por la puerta se le ilumina la cara como con nadie y se me lanza 😍😍😍😍😍😍😍

  4. Madre mía!! Qué identificada me he sentido!
    Cuando acabé la baja de los gemes la verdad que me sentí liberada después de haber estado 4 meses con dos bebés llorando, cagando y comiendo a la vez. Pero con Buhita reconozco que me costó más, la veía tan indefensa, tan pequeñita,… Y la primera palabra fue papá…. Anda que… Si lo llegó a saber… Habría sufrido lo mismo XD
    Animo! Todo pasa, y la rutina ayuda a todos.
    Muchos abrazos

  5. que bonito!! es todo todo y todo una gran verdad!! tanto los momentos en los que llora y se te ponen los ojos en blanco, como en los que mueres de amor por él y quieres consolarle y hacer todo por él. Me siento muy identificada con toda la entrada que has escrito! ánomo con tus primeros días de curro!!

  6. ANIMOOOO guapa con el currele, precioso escrito aysh (yo no se expresarme bien con palabras, por eso hablo tanto y doy tantos rodeos jajajaja)

    ay pues yo soy de las que me encantaría cogerme esos 2 años de excedencia que dice Annabel (aunque necesito el dinero pa llegar a fin de mes, así que no puedo jajaja)
    pero como bien decís hay de todo, a mi cuando bebé no me pasaba pero ahora a veces el peque pone a prueba mi inmensa paciencia (que la tengo, pero todo tiene un limite) y antes de hacer o decir nada más suspiro profuuuuuuuundamente …y vuelvo a negociar/calmar al peque jejeje
    cuando llega el papi digo aysh mira ahora me ayuda y suspiro, porque adoro estar/jugar con él pero si que es agotador después de haber trabajado seguir su ritmo y arrerglar sus problemas, pero después el papi se pone con la cena y mil cosas y sigo quedándome sola con el peque jajajaja

    …pero es tan tan tan tan adorable!! que bueno ya descansaré cuando sea mayorcito, que ahí lo voy a echar mucho de menos GO GO nosotras podemos jejeje
    (ahora la próxima carta VITAE será la MadreTrabajadora, no?)

  7. Me ha encantado leer esta entrada, me siento muy identificada con ese egoísmo-amor que explicas. Yo a veces me desespero por las horas seguidas que paso con Churreta, pero cuando decido despejarme un rato, sola, o con papi, solo hago que pensar en el, como somos las madres…

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