El parto del Tritón: de pie y sin epidural

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Por anteriores posts, de muchos era conocido que yo le tenía verdadero pavor al parto. Específicamente, le tenía miedo al dolor del parto en sí. Tanto es así, que cuando el 7 de junio llegué de madrugada al Hospital de Torrejón y una encantadora matrona me preguntó cómo quería mi parto, le dije que lo único que sabía que quería era la epidural, que yo no toleraba bien el dolor y que en cuanto lo considerasen prudente, les pedía que me la pusieran.

El día 6 por la mañana empecé a notar contracciones desde que me desperté y expulsé el tapón mucoso (es de esos conceptos que aprendes durante el embarazo y que cada vez que pronuncias te diviertes viendo la cara que ponen los demás… Si no sabéis lo que es, Mordorpedia os recomienda leer aquí). Pensé: «Oh, dioses, esto va a ser hoy… No estoy preparada, es muy pronto, faltan dos semanas para salir de cuentas… Ufff… Va a doler, es muy pronto y va a doler…». Más o menos esa tónica en bucle, varias horas.

A la vista de esas circunstancias, con la ayuda de Mr. B, hice las maletas: la del Dragón por si alguien se quedaba con él (para que tuviera todo a mano) y la mía y del Tritón, para el hospital. Esta es la típica cosa que una hace cuando le invade el síndrome del Nido, pero yo ya os conté que no tuve tiempo a tenerlo. Total, una vez hecho eso y avisadas las abuelas para que vinieran a Madrid (recordemos que viven en Dorne -Sevilla-), el día transcurrió con normalidad. Bueno, una cuestión importante: me acordé de copiar en el móvil el último capítulo de Juego de Tronos para llevarlo conmigo.

El caso es que más o menos a las 3 de la madrugada, ya el día 7, decidí que ese dolor empezaba a ser demasiado intenso y continuado y que cumplía el criterio de «sal corriendo al hospital» para una multípara (léase, una mujer que ya ha parido antes). Llegué con 1 cm. de dilatación (de 1 a 10… faltaba mucho), así que me dejaron tranquila con Mr. B en la sala de monitores, con una luz tenue para mayor comodidad. Por la experiencia previa, sabía que allí me tocaría esperar mucho tiempo entre dolorosas contracciones, por lo que, después de varias horas con la mente en blanco… sí, ¡me puse a ver el capítulo que tenía grabado en el móvil!

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A las 6 de la mañana aún estaba de 1-2 centímetros (y bastante cansada y con poca moral ya) y me dieron el alta. Yo, la verdad, no las tenía todas conmigo de volver a casa, porque casi notaba la presión de la cabeza del Tritón… Así que, a petición mía, nos quedamos lo más cerca posible: en la misma sala de espera. Durante la siguiente hora retomé el capítulo de Juego de Tronos, controlando la respiración como podía, intentando evitar el llanto y, sobre todo, pensando con cada contracción: «Aún queda mucho camino y mucho más dolor por delante, soporta esta». Aunque parezca inconcebible, esa idea motiva.

Claro, a cada contracción, me preocupaba en pausar el capítulo, porque una tiene buen ánimo, pero durante ese minuto de dolor fijo que me iba a perder a Tyrion, a Jon Snow y al mismísimo Ned Stark si hubiera resucitado. Como os conté en otro post, cuando sonaba la canción de los créditos del capítulo, a las 7:30h, rompí aguas. La cabeza del pequeño y la gravedad estaban haciendo de las suyas, y en una rápida exploración, la amable matrona vio que estaba dilatada de 8 centímetros y que mi única solicitud para el parto peligraba seriamente: Parecía que no daría tiempo a poner la epidural. EL HORROR. No recuerdo cuántos porfavores salieron de mi boca pidiéndole que me la pusieran…

Estoy segura de que hizo lo posible. Así me lo dijo Mr. B, que tenía una visión más amplia que la mía. En 5 minutos me habían metido en un paritorio. Sentí una contracción que me hizo caer de rodillas a los pies de la cama, ya agotada. Me confirmaron que era prácticamente imposible que pudieran ponerme la epidural. Me permití llorar. «No puedo hacerlo», dije. Recordé lo que me habían dicho varias personas y que justo me repitió la matrona: «Lo peor ya ha pasado», y decidí creerles. Me puse de pie. Volví a tomar control de la respiración. Mientras me intentaban poner una vía para ponerme suero, otra contracción. Me agarré a una silla…

De pronto no había nadie en la habitación, estábamos solos. Y noté la cabeza del bebé a punto de salir. Miré a Mr. B y le grité: «¡Ya viene!«. Se le agrandaron los ojos y salió corriendo a buscar a las matronas. «¡Ya está aquí!», volví a gritar. Mr. B volvió a hacerme eco. Apareció una de ellas en la puerta, a varios metros. «¡¿Qué hago?!», le pregunté. «¿Tienes ganas de empujar…?» «¡SÍ!». Empezó a correr hacia mí al grito de «¡Empuja!» mientras se arrodillaba a mis pies. Agarrada a la silla, de pie, empujé una vez. La cabeza del Tritón salió acompañado del grito más desgarradoramente necesario que mis pulmones han emitido. Dos pujos más en menos de dos minutos, y el Tritón había nacido.

Empapada de sangre, sin apenas sentir las piernas que me sostenían, escuché a mi bebé llorar, y a la matrona decir que le cogiera. Y tuve a mi hijo en brazos, notando perfectamente cómo seguíamos unidos por el cordón que aún salía de mí. Me ayudaron a tumbarme y ahí se quedó el pequeño, sobre mi pecho, durante las siguientes horas. Al poco rato empezó a mamar. Volvíamos a estar unidos

#4 - Bienvenido

Me resulta curioso que, debido a cómo transcurrió el parto del Tritón (a dolor, de pie), unas cuantas personas me han llamado Khaleesi o Madre de Dragones. También me han dicho que he parido «como las indias» o, lo más gratificante, que si hubiera estado yo sola en mitad de un bosque, lo habría hecho exactamente igual. Si hay algo positivo que saco de esta experiencia (además de tener a mi hijo conmigo, obviamente), es la reconfortante sensación de haber errado. Reconocer que cada vez que dije «No puedo», me equivocaba.

No todas las mujeres traen a sus hijos al mundo como desean, y algunas sufren por ello durante muchos años. Esto no debe ser así. Si creen que algo no hicieron bien, se equivocan. Hace poco oí que todo lo que está hecho con amor, está bien hecho. Aunque se haga con miedo. Aunque no tengas control sobre lo que te ocurre. El vínculo entre una madre y su bebé no se rompe porque el parto no sea ideal. El parto son unas horas. Unas horas en toda tu vida. En toda la vida de tu hijo.

Os he contado las horas del Tritón. Las primeras horas de muchísimas, incontables. Ni de lejos las más importantes, porque las más importantes las construirá él. Y yo estaré con él, ayudándole a construirlas… Hasta el día en que me muera.

46 COMENTARIOS

  1. ¡Pedazo de relato! La mayoría de mamis que conozco dicen que dar a luz es algo que no cambiarían por nada, a pesar del dolor… yo siempre pienso que a pesar de lo bonito que debe ser la sensación de que ha crecido y salido de tu cuerpo, no me cambiaría tampoco. Prefiero ese segundo plano en que estamos los papás 😛

    • Jajaja… Y lo entiendo. He conocido a padres que se cambiarían encantados por la sensación del embarazo e incluso el parto, pero entiendo que no queráis sufrirlo. Yo, la verdad, a toro pasado te digo que no lo cambiaba, pero el día antes no, ¿eh? xDD

  2. Jo, me he emocionado y todo. Mis partos no fueron para nada ideales ( instrumentalizado y cesárea) pero he recuperado momentos de oro de ambos para intentar borrar lo malo. Disfruta del tritón, es muy distinto con el segundo, más pausado, menos nervios, más asombro aún de como cambian de día en día…menos prisa por «quemar etapas».

    • Siento que tus partos no fueran ideales, pero me alegra ver que has intentado borrar lo malo. Definitivamente el segundo es más pausado y hay menos nervios. ¡Se agradece tanto! 🙂
      Un abrazo y gracias por comentar! 😀

  3. Leer bien tu historia es hermoso, un parto como creo que debe ser un parto, en el que tú tuviste control de tu cuerpo y pudiste estar en todo momento junto a tu hijo. Qué bonita historia para contarle a tu hijo 😍.😘

    • Si se lo cuento es porque alguien (o él mismo) me pregunta en su presencia. Realmente para mí en este mes ya ha habido momentos más importantes que prefiero compartir con él, como cuando su hermano le dio los primeros besos voluntariamente… 😀 Tiene tantas cosas por vivir este pequeño… 🙂
      ¡Gracias por leerme, Sonia! Un abrazo!

  4. La piel de gallina me has puesto. Que experiencia. Yo también tenía miedo a los partos. Pero más que al dolor, que también, a no ver lss señales, a ponerme de parto en el peor momento, a no llegar a tiempo al hospital… Menos mal que los dos eligieron buenos momentos…

  5. Campeona! A mí lo del dolor tb fue algo q me preocupaba y dolieron sí… Pero ¿quién se acuerda? Además, como has visto, estamos preparadas para soportarlo ;). Y, como dices, el vínculo se establece después y ninguna mami ha de sentirse mal x no haber tenido el parto ideal o x haber estado separada de su peque x la causa q sea. No nos merecemos fustigarnos. Un besote!

    • Duele, sí que duele… Es un parto, ¿no? 🙂
      Pero desde luego, no debemos fustigarnos, es una pena cuando no sale como queremos, pero ojalá todas las mamás nos escuchasen y lo interiorizasen: lo importante es TODO lo que se les da después 🙂 ¡Y se lo damos todo! 😀
      Un abrazo!

  6. Ole por ti!! Mis dis partos han sido inducidos y con epidural, pero en los dos tuve el mismo problema: cuando empieza el momento de empujarvsr me lateraliza la anestesia en la pierba izquierda y lo demás se despierta. Con mi murcielagüita tenia también dormida toda la zona perineal, notaba la tripa y la pierna derecha y las contracciones fueron bastante fuertes. Con el grillo se me durmió la tripa y noté totalmente como salía, presion, dolor y gritos como para poner de punta los pelos de cualquiera y al tercer empujón acabo todo. Yo soy como tu y el dolor no me gusta nada de nada pero con solo verles la cara al salir, merece la pena un poco de dolor por todo lo demas q tendremos juntos. Enhorabuena por Tritón!

    • Ay, madre… se me han puesto los pelos de punta. Los gritos… ay, cómo se puede llegar a gritar, ¿verdad?
      Y, sin duda, al tenerlo en brazos… ¿Hay algo mejor? Merece la pena TODO. Y eso que lo mejor está por llegar… 😀
      ¡Gracias!

  7. Qué bonito Julia!!!!!se me saltaban las lágrimas en «Ya viene»
    Yo estaba con mucho miedo durante el embarazo, en el momento no tanto. Si tengo que pasar por otro me gustaría que fuese similar al tuyo, como los indios (y no sólo porque sea «colchonera»)Mi peque decidió empezar a salir tras terminar de ver el partido del Atlético de Madrid, después de más de 12 horas de hospital.

    Tritón es preciosísimo y seguro que os esperan momentos maravillosos por delante.

    Un besazo

    • Muchas gracias, Sara… Ay, qué alegría da ver que os emociona (y no es que quiera haceros llorar, ¿eh? jeje). Es algo precioso de compartir. Si pasas por otro, ánimo, mucho ánimo. Saldrá bien y, lo más importante, todo el tiempo que vendrá detrás… 🙂
      ¡Un abrazo!

  8. Qué bonito. Ains madre, qué recuerdos me ha traído al leerte, porque con el segundo tenía claro lo de la epidural, y recuerdo que de la habitación donde dilataba hasta coger el ascensor para bajar a paritorio, dilaté de 6 a 10 cm de golpe y me dió por empujar. La matrona la pobre diciéndome que la anestesista si se enteraba ya no me la ponía, y yo suplicando…, ella no decía nada a la anestesista porque se lo pedí por favor, pero en una de estas que ya viene y me entró unas ganas de pujar tremendas y ya se dió cuenta la anestesista y me dijo ¿estás empujando? y yo llorando y contestándole que sí….pena que después de pasar todos los dolores y pujos el mío acabara en cesárea.

    Así que me alegro por vosotros.Genial que el nacimiento de tritón haya sido tan espcial y que pdireras conseguirlo. Muacs

    • Ay, madre mía… ¿Por qué son tan difíciles las cosas a veces? Ojalá hubiera salido como querías. Lo bueno es lo que digo, que el parto son unas horas y que lo importante, de verdad, es toooodo lo que viene después. Meses, años, décadas que les esperan con nosotros! 🙂 Un abrazo fuerte!

  9. Me has puesto los pelos de punta! En el primer parto me obsesioné tanto con el dolor que me pusieron la epidural demasiado pronto. En el próximo tenía idea de aguantar sin ella, pero los únicos pensamientos que se vienen a la cabeza son «demasiado dolor» . Después de tu relato creo que voy mas segura para intentar soportarlo y vivirlo con la emoción que merece la ocasión.
    Un abrazo y mil gracias por compartir tu parto!!

    • Es emocionante y también es cierto que es más soportable el segundo que el primero… ¡y eso que yo pensaba que no iba a poder con ello! Pero lo que anima, sorprendentemente, es pensar que aún queda. Que tienes que aguantar porque cada contracción te acerca al final y que todavía tienes que soportar un poco más, que puedes hacerlo…
      ¡¡MUCHÍSIMO ÁNIMO!!

  10. Tengo aquí a mi compañera y madre de mis hijas, leyendo por encima del hombro y con la lágrima colgando. Yo también, he de reconocer. ¡Menuda experiencia! La nuestra no fue ni parecida en ninguno de los dos casos. Aunque es cierto que el parto sólo son unas cuantas horas de la familia, que lo mejor está siempre por venir. ¡Muchas gracias por compartirlo!

    • Ay, qué ilusión que os haya emocionado tanto! Me alegra mucho. Desde luego compartir estas experiencias es una alegría recibiendo comentarios como el tuyo 🙂
      Y sí, sin duda, son sólo las primeras horas de vida… ¡lo mejor siempre está por llegar! Cada día es mejor que el anterior, siempre 🙂

  11. Te he leido y me has dado una envidia sana… ojala hubiese podido parir así!pero mi niña estaba de nalgas y decidio no darse la vuelta y salir antes de tiempo. Asi que su nacimiento me dejó una gran (y fea) cicatriz.
    Me ha alucinado que al principio solo dilataste un cm!! Teniendo otro niño ya me ha parecido curioso… pero la gravedad es buena y la decisión de quedarte aunque fuera en la sala de espera me dice que sabías de sobra que el peque no iba a tardar en llegar. Lo que hace el instinto!
    Me gustado mucho como has contado el parto de Tritón. Un abrazo y de nuevo enhorabuena!

    • Muchas gracias, mamá dichosa! 😀 Definitivamente la gravedad hizo su trabajo, porque en esa hora escasa estuve de pie tooodo el tiempo (salvo cuando ya hincaba la rodilla de cansancio en algún momento), así que la Tierra hizo su efecto 😉
      Siento lo de la cicatriz, espero que sea mucho más física que emocional, que eso es lo importante. Nuestros hijos nos tendrán muchos más años. 😉

  12. ¡Guau! La vida nos sorprende a cada paso. A mí me encantaría ser capaz, pero creo que me da mucho cague dada mi experiencia anterior.
    Me alegro de que todo saliera bien.

  13. Aisss, soy nueva en tu blog y estoy aprovechando un ratito de tranquilidad que me deja mi peque para leer cositas que pones, y no me he podido resistir a esta…
    Me he emocionado mucho… Para mí un parto y contado con esa naturalidad y amor es lo más bonito.
    Yo tuve un parto espectacular, una horita rápida como suelen decir (y además de verdad), sin epidural ni puntos….Bueno una horita rápida en el hospital. Desde que sabía que estaba de parto pasaron unas cuantas horas, pero muy buenas, de echo me pasé la tarde jugando a juegos de mesa entre contracción y contracción jejeje.
    El caso es que un parto es una experiencia muy especial, para mí lo fue y la recuerdo con mucho amor. Aunque realmente lo especial viene después. En el mismo momento del alumbramiento estás en shock, y al menos para mí no fue el momento más bonito de mi vida, minutos después empezó todo.
    Un saludo!!😘😘

    • Muchas gracias por leerme y por dedicar esos valiosos minutos que nos dejan los peques para leerme. Significa mucho para mí! 🙂
      Es genial recordar de una manera positiva tu parto, eso es fenomenal. Y jugar a juegos de mesa es insuperable en frikismo!! Jajaja…

  14. Jo que bonito <3

    A día de hoy aún me pongo ñoña y lloro leyendo los partos de otras mamás, cosa que jamás pensé que me pasaría… Gracias por compartir tu historia, tan bonita y llena de fuerza!!

    Casualidades que estuviéramos en el mismo hospital el mismo día, jajaja… pero el mío tardaría un poco más en llegar 🙂

  15. Secándome las lágrimas…. me hizo recordar el parto de nuestras hijas, la segunda también nació en Torrejón (en la bañera). Gracias por compartir.

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