La «tabla curva» Montessori en Vietnam [Recuerdo Viajero]

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Juls sobre la piedra intentando no caerse, así a secas.

LA TABLA CURVA

Hace unos días empecé a trastear varias webs con material Montessori y ya comenté por Twitter que quería llevármelo todo. ¡Todo! Aunque, eso sí, necesitaría varias casas para poder albergarlo (jodó, cuánto ocupan estos chismes…). En una de las webs me topé con la «tabla curva«, ese juguete artesano, simple, de madera, cuya descripción se incluye en su propio nombre: Es una tabla. Y es curva. Con ella se trabaja el equilibrio, pero también la imaginación, la creatividad y, por ende, la inteligencia. Podéis ver más sobre esta tabla en este post de Creciendo con Montessori o en este de Pequefelicidad.

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Niño sobre tabla curva Wobbel

Por cierto, si estáis interesados en conseguirla, este es el sitio del que he sacado la imagen: la web de El color de los besos. El precio ronda los 140€. Bicheando, he visto esta otra alternativa en Amazon por un precio de 24€, que no tiene el «sello» Montessori, pero que a efectos de equilibrio y paciencia pinta similar (aparte que me parece una monada lo del laberinto). Eso sí, no es tan versátil como la famosa tabla curva.

Pues bien, la imagen de esos niños en la tabla curva me trajo un #RecuerdoViajero que quiero compartir con vosotros….

EL RECUERDO

Llevábamos más de dos semanas de viaje por Vietnam Mr. B., el Dragón y yo cuando, en una ruta por el norte del país acompañados por una guía (black hmong), un conductor (kinh) y dos aprendices locales (también de la minoría hmong), hicimos lo que normalmente se consideraría la típica visita parando en un local pactado para que los turistas hicieran compras. Qué rollo esas paradas…

Sin embargo, hubo -no pocas- diferencias con la «típica» parada para turistas. Para empezar, allí no había turistas. Por entonces ya llevábamos al menos dos días sin ver absolutamente a ningún occidental. Sabíamos que habíamos llevado al Dragón (que tenía poco más de año y medio) a un lugar perdido casi rozando China, plagado de terrazas de arrozales y sólo poblado por campesinos que amablemente nos sonreían e incluso nos invitaban a sus casas. Sin conocernos de nada. Sin esperar nada a cambio.

Paramos en un pequeño pueblo cercano a Yen Minh, en una cooperativa social (una construcción con madera algo destartalada, aunque no mucho más que el resto de casas de la zona). Allí nos enseñaron los 21 pasos -nada menos- que se llevan a cabo desde que recogen el cáñamo hasta que lo manufacturan y convierten en productos de artesanía.

Uno de esos 21 pasos es el que me vino a la mente al descubrir esa tabla curva Montessori de la que os hablaba. Se trata del paso en el que los lugareños, desde que son bien niños, suavizan y abrillantan la tela una vez teñida. El proceso consiste en lo siguiente: sobre un cilindro de piedra apoyado en el suelo de manera que ruede al girarlo, colocan el tejido estirado en la dirección del movimiento del cilindro. A su vez, encima del tejido y sobre el cilindro, apoyan en equilibrio una piedra grande y pesada, más o menos lisa. El siguiente paso es el divertido (y extremadamente difícil, os lo digo yo): consiste en subirse sobre la piedra, apoyando los pies en los extremos de la misma y hacerla rodar sobre el tejido y sobre el cilindro (sin caerse, claro).

Imaginad a los locales realizando esa tarea desde niños. Con piedras. Como parte de un trabajo (aunque me reconocieron que esa actividad era de las «divertidas», de las que no costaba desempeñar). ¿Qué pensarían esos niños si vieran las modernas tablas curvas que nos agenciamos entusiasmados en Occidente? Me gustaría saberlo. Si consigo hablar con Shu, nuestra guía hmong, y me contesta, ¡os lo comento! No tengo el vídeo de ese día, pero espero que estas imágenes os den una idea de cómo es el proceso (y mi extrema torpeza).

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Collage 2 fotos: Local hmong sobre la tabla, pies a la izquierda, pies a la derecha.
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Juls sobre la piedra intentando no caerse, así a secas.

Me parece interesante pensar en estas comparaciones culturales. Pensar en los trabajos, en los juegos. Y en que, os aseguro, si juntáramos a un niño vietnamita y a un niño occidental y los pusiéramos delante de esa tabla curva, o delante de esas dos piedras, ambos harían lo mismo: inventar, crear, reír y jugar.

¿Qué os parece esta comparación? ¿Qué se os pasa por la cabeza?

15 COMENTARIOS

  1. jeje la tabla curva mola. Creo que para ti que tienes un bebé todavía es un gasto que puedes amortizar. En Asia hay bastantes escuelas Montessori…. creo que la diferencia entre las dos tablas no es cultural, sino económica… seguramente la «natural» es la que ha sido de inspiración para la tabla curva que venden por 140 euros…. un poco como la arena mágica para casa, que es gratis en la playa… la verdad es que por mi forma de vivir, quizás considere más importante tener la posibilidad de experimentar estas cosas en la naturaleza que disponer del dinero para comprarlas….

    • Claro, eso es exactamente lo que yo pensé, y de ahí un poco la comparación con ambas cosas cuando vi la tabla curva por primera vez. No pude evitar pensar que un niño (o yo misma), si ve un madero un poco cóncavo en la calle o en el campo, se va a poner a hacer eso mismo… 🙂

  2. MENCAAAANTA tu post, aunque he llegado tarde a comentarlo
    sobretodo me encanta esa tabla curva y tu recuerdo viajero montado en la misma pero con otro tipo de cariz (lo que da la cultura y lo que me encanta las distintas vistas de una misma cosa)

    y eso trajes!! ADOOOORO todooos, pero el traje hmong moderno es muy de mi estilo MOLA MIL
    como me encantaria ver esos parajes, siempre he adorado los campos de arroz en CHINA….yo soy muy de campo jejejeje, mis lugares favoritos en Japón son los rurales (que por falta de pasta yo no he visto tantos lugares jejeje)

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