Para todos aquellos que busquen iniciar a sus niños y niñas en los juegos de rol, algo que sirve bastante para fomentar la imaginación es leer relatos de aventuras que hayan hecho otros adultos. Tal vez recordéis el relato de Ignacio Seijo, en el que contaba (con mucho sentido del humor) una partida del juego de rol Pequeños Detectives de Monstruos, que vino a llamar «Los objetos descolocados«. Pues hoy nos trae la segunda parte de esta aventura de ejemplo de Pequeños Detectives de Monstruos, que os puede servir muchísimo (¡para lo bueno y para lo malo, ahora le leeréis!). Poneos cómodos y cómodas y preparaos para echaros unas risas. Llega el relato de PDM de Las Desapariciones Misteriosas.
¿Qué encontrarás en este artículo?
AVENTURA DE EJEMPLO DE PEQUEÑOS DETECTIVES DE MONSTRUOS: LAS DESAPARICIONES MISTERIOSAS
RETOMANDO EL JUEGO DE ROL…
La partida anterior fue un rotundo éxito. No me estoy refiriendo a que fuera buena o a que estuviera bien preparada: me estoy refiriendo a que les encantó, se lo pasaron fenomenal y se quedaron con ganas de más. ¿Que cómo lo sabemos?
Minuto 1 post partida: ¿Jugamos otra partida de pequeños detectives monstruos?
Día 1 post partida: ¿Jugamos ya otra partida de pequeños detectives monstruos?
Día 2 post partida: ¿Jugamos ya otra partida de pequeños detectives monstruos?
Día 3 post partida: ¿Jugamos ya otra partida de pequeños detectives monstruos?
Lo vais pillando, ¿no?
PREPARACIÓN DE LA PARTIDA
Segunda partida:
- La primera fue un éxito, así que esta vez el manual ni lo vamos a abrir.
- Bueno, venga, solo un poco por si hay algo interesante.
- Venga, va, nos lo volvemos a leer y vamos añadiendo elementos nuevos.
- Uff… qué de cosas, ¿no? ¿Y si nos quedamos como estamos y asentamos lo que tenemos?
- ¡¡Te lo compro!! – cierra el libro.
- Lo dicho, que el libro ni lo íbamos a tocar…
Le dimos muchas vueltas a la nueva partida, porque no nos esperábamos la reacción de los niños en la primera partida cuando capturamos al monstruo. Si no has leído el relato de PDM anterior, deberías arder en el infierno, pero antes, te pongo en antecedentes.
“¡¡CRISIS!! “Fernando” empatiza a tope con el monstruo y, muy consternada, nos dice que no le gusta nada eso de tener que atraparlo. Se masca la tragedia… así que en una suerte de “Plot Twist + Deus ex machina” replanteamos la situación.
¡Hay una fiesta de monstruos y hay que encontrar al monstruo del desorden para llevarlo con sus amigos, los cuales están todos esperándole!“
Así que, para esta aventura de ejemplo de Pequeños Detectives de Monstruos, decidimos que no habría que capturar ningún monstruo, sino que se trataría de encontrar una serie de objetos que un monstruo habría escondido.
LA TEORÍA… (LAS NOTAS DE LOS MÁSTERS)
¿Qué ha pasado?Nos han llamado a la agencia de detectives porque han empezado a pasar cosas raras y a desaparecer objetos que tenemos que encontrar. Objetos para los detectives novatos
¿Qué monstruos pueden ser (que hacer/dejar durante la partida)?
Recorrido de la partida
¿Qué monstruo es?Finalmente la huella corrobora que es el Monstruo de la cama y no le gustan las escobas. Sacamos las escobas y aparece el monstruo de debajo de la almohada. Nos cuenta que le gusta esconder cosas y ha escondido unos objetos en la habitación de los niños. Vamos a la habitación y, tras investigar, encontramos los objetos (si hace falta, la brújula nos ayudará) Las pistasDe momento, las pistas las integramos en el recorrido y no aplicamos modificadores de Miedo. |
¡LA REALIDAD!
¡Allá vamos! Comenzamos en el salón recapitulando un poco qué es esto de ser detectives, qué equipo tenemos, cómo molan nuestros carnets y cuántas estrellas y medallas tenemos. Vamos, que sí tenemos abuela pero nos da igual, ¡nos echamos flores porque lo valemos!
Para los que hayáis leído la historia anterior, os dejamos unas fotos para que podáis ver el material que utilizamos. En «la teoría» tenéis el material de los detectives Fernando y Robot. A continuación, tenéis el material de MacQuaier en su faceta de director de juego:
El material de Indiana como tramoyista es infinito…. Así que os dejamos una muestra:
La brújula nos indica el camino. Nos levantamos, damos un paso, dos pasos, tres pasos y, de pronto, se oye: “MacQuaier, tengo miedo…«.
Indiana y yo nos miramos y pensamos “Pobres, si es que son muy pequeños”. Nos agachamos para estar a su altura y, con ternura infinita, les explicamos que los monstruos no existen, que es un juego y que es una broma que nos gastan los monstruos, que luego tenemos una fiesta todos juntos.
- ¿Lo entendéis? ¿Ya estáis más tranquilos? Los papás están con vosotros.
- Sí, lo entendemos, pero es que tenemos miedo.
- Pero no tenéis que tener miedo, es de día, estáis con los papás y estamos en casa tranquilamente.
- Ya, papá, si tienes razón pero es que queremos prevenir el miedo y necesitamos un caramelo antimiedo…
WTF? Indiana y yo nos miramos y pensamos “Nos llevan años de ventaja”. Con un caramelo antimiedo en la boca cada uno, seguimos hacia adelante y llegamos a la habitación de los papás donde encontramos notas y cuentos desperdigados. Consultamos el Libro de los Monstruos y descubrimos que los ha podido dejar el Monstruo de los secretos (uoooooooooooo).
De repente, la brújula se pone a vibrar. MacQuaier la consulta y nos indica que hay un olor extraño. Robot automáticamente saca su objeto favorito, el atrapa-olores, se lo pone literalmente en la cara porque el colador es casi tan grande como su cara y comienza a olfatear (este niño va para artista).
…silencio sepulcral…
MacQuaier sugiere que puede venir de la cocina…
Robot grita ipsofacto “¡HUELO ALGO RARO EN LA COCINA! ¡VAMOS, FERNANDO!”.
Quizá a estas alturas os estéis preguntando qué es de Indiana. Pues Indiana va a tener que ir al psicólogo por personalidad múltiple Detective-Tramoyista-Vidente. Mientras ocurre todo esto que os cuento, ella tiene que ir poniendo y quitando el atrezzo sin que se note y para ello ha de ir suponiendo lo que va a pasar y cómo van a reaccionar Robot y Fernando, todo ello sin dejar de participar en la historia. (¡¡Levantemos nuestras copas por Indiana!!)
Llegamos a la cocina y encontramos, entre un montón de ropa, unos cepillos de dientes por el suelo…
- Mente de un adulto: Es un pista y OBVIAMENTE he de relacionarlo con un monstruo del libro.
- Mente de un niño: Qué raro, un cepillo en la cocina… OBVIAMENTE está aquí para que me lo meta en la boca y lo chupe.
Epic fail… AGAIN! (Una es casualidad, dos… hay que hacérselo mirar.)
Sí, al igual que ocurriera en la partida pasada donde dejamos basura por el suelo y eso provocó rebuscar pistas en el cubo de la basura, la idea de dejar cepillos de dientes en el suelo no va a ganar el premio “Higiene bucodental Revelación 2018”, así que comienzan las “duras” negociaciones para que no se los metan en la boca, hasta que…
…¡Suena un despertador en el salón! «¡VAMOS AL SALÓN!» (que el gran Cthulhu bendiga a la tramoyista).
Llegamos al salón y descubrimos que hay un despertador en marcha. Consultamos el libro y leemos que los despertadores le gustan al… Monstruo del despertador (creatividad en el nombre a tope).
“Hacemos” un brainstorming y cuando digo «hacemos» me refiero a Indiana y MacQuaier porque Fernando y Robot han iniciado su propio meta-brainstorming de ideas locas y súper divertidas. Finalmente, conseguimos su atención y concluimos que no pueden ser los monstruos anteriores pero que hay algo que no hemos tenido en cuenta: la ropa agujereada, además de al Monstruo de los dientes sucios también le gusta al Monstruo de la cama. ¡Y, al inicio del caso, encontramos cuentos tirados en la cama de los papás!
¡Qué nervios, qué nervios! Tenemos dos pistas sólidas que apuntan a un monstruo. Deberíamos volver a investigar la habitación de los papás por si se nos ha pasado algo.
Nada más entrar, encontramos por todos lados ropa mordida (la magia del tramoyismo no tiene límites). Fernando y Robot están flipando: “¿Pero cómo puede ser si esto no estaba antes?”. Indiana les sugiere buscar otra vez por si hay algo más nuevo y, sin mucho esfuerzo, encuentran una huella… «¡VAMOS AL LABORATORIO!«
- Fernando y Robot: «Papi, tenemos miedo…»
- Indiana y MacQuaier (mirada cómplice): «Venga, tomad unos caramelos anti-miedo.»
- Fernando y Robot (mirada cómplice): «jijijijijijiji» (no se han dado ni cuenta, somos unos genios)
En el laboratorio confirmamos que se trata del Monstruo de la cama y que no le gustan las escobas así que cogemos una escoba cada uno y nos dirigimos a la batalla. Nada más entrar, el Monstruo de la cama nos espera y nos cuenta que ha escondido tres objetos por la habitación de Fernando y Robot y que tenemos que encontrarlo.
Vamos a su habitación. Por el camino, Fernando y Robot no paran de especular sobre qué serán y dónde estarán. Tras una minuciosa búsqueda, aparecen los tres juguetes que había escondido el monstruo.
¡Bien hecho, detectives! Caso cerrado… ¿o no?
- Fernando y Robot: Pero… ¡no puede ser! ¡No hemos atrapado a ningún monstruo!
- Indiana y MacQuaier: Eeeeh… ¿pero no es mejor no atrapar monstruos?
- Fernando y Robot: No, no, ¡queremos atrapar al monstruo!
Volvemos a la habitación de los papás e iniciamos el ritual “Monstruito, monstruito, atrapado estás y asustar ya no podrás”. El monstruo sale de debajo de la almohada y vuela y vuela hasta entrar en el bote atrapa-monstruos.
¡Bien hecho, detectives! Caso cerrado… ¿o no?
- Fernando y Robot: Pero… ¿y el resto de monstruos?
- Indiana y MacQuaier: ¿Qué resto de monstruos?
- Fernando y Robot: Pues el de los secretos, los dientes sucios y el del despertador.
- Indiana y MacQuaier: Ah, esos, ¿qué les pasa?
- Fernando y Robot: Pues que no los hemos atrapado ¡y queremos atraparlos!
- Indiana y MacQuaier: Ya, pero es que esos no eran, eran pistas falsas…
- Fernando y Robot: ¡Queremos atraparlos!
- Indiana y MacQuaier: Pero es que esto no va así, chicos…
- Fernando y Robot: ¡¡Queremos atraparlos!!
- Indiana y MacQuaier (una mirada es suficiente: lo tenemos perdido, pero puede molar mucho): ¡Venga, a por los que faltan!
- Fernando y Robot: ¡¡BIEEEN!!
Lo que hacemos es ir yendo a las localizaciones anteriores, buscamos un poco, hacemos el teatrillo, encontramos la huella de cada monstruo, le hacemos salir y lo atrapamos en el bote.
- Monstruo de la cama: bajo la almohada
- Monstruo de los secretos: bajo los cuentos que había en la cama
- Monstruo de los dientes sucios: bajo la ropa que contenían los cepillos de dientes
- Monstruo del despertador: bajo el despertador
¡Bien hecho, detectives! ¡Caso cerrado! ¡¡A LA FIESTA DE LOS MONSTRUOS!!
CONCLUSIONES
Los niños son totalmente impredecibles. El hecho de que quisieran atapar monstruos a pesar de que en la primera partida fuera un problema, nos ha desconcertado. Pero, oye, ¡nos lo hemos pasado muy bien! El miedo… Bueno, vamos a hacernos los locos y a asumir que pasan mucho miedo…
NOTA PARA LA PRÓXIMA: Tenemos que explicarles que no se trata de atrapar muchos monstruos sino de deducir cuál es el monstruo en cuestión en base a las pistas que vamos encontrando.
Tenemos que mejorar, pero lo debemos estar haciendo bien: ellos se divierten y piden más así que ¡a preparar la tercera!
Lo que me he reído leyendo la narración de los hechos 😀
Muchas gracias por el post
Muchas gracias a ti por leerlo y por comentar 🙂
Un saludo
Genial la narración y las ganas de jugar con los canijos.
¿Cuántos adultos estabais metidos en el ajo? ¿Cuando uno estaba con los canijos en una localización el otro ponía pistas, monstruos y demás en otra?
Estoy preparando la primera partida par aun grupo de 4 o 5 niños de 4 años y lo mas difícil me parece mantener la tensión para que no se aburran. Supongo que partidas cortas y directas será lo mejor para que no se dispersen.
Hola, Raúl! El autor te contestará, pero efectivamente suelen «perpetrar» las partidas dos adultos. Para niños y niñas de 4 años, nuestra recomendacón es efectivamente que sean partidas cortitas y directas. Sin demasiado lío. Seguro que lo pasan fenomenal. Ánimo!
Hola Raúl!!
Que guay que os animéis, ya verás cono lo pasáis muy bien.
Cono dije Julia (que el gran Cthulhu la tenga en R’lyeh) las partidas las llevamos entre dos adultos.
Mcuaier es el narrador y el detective veterano e Indiana es quien va preparando el escenario.
Lo que hacemos es ponernos de acuerdo en la narración y en los momentos de distracción para que Indiana pueda preparar el siguiente escenario.
Luego sale como sale y la improvisación se convierte en la protagonista, el narrador tendrá que inventar mucho para reconducir la partida mientras que el que prepara tendrá que ir tomando decisiones al vuelvo para tener todo listo sin que le pillen.
Hemos hecho partidas con 4 niños y no difieren mucho de las narradas en BaM con dos niños así que es una buena aproximación.
A veces hago alguna partida yo solo con los dos niños y en ese caso lo que mejor me funciona es dejar en sitios altos lo que va a ir en cada sala para evitar que ellos lo encuentren antes de tiempo y voy generando distracciones (he oído algo en esa habitación) para que se vayan lejos y yo preparo las habitación real. Eso sí son partidas más sencillas.
Respecto al tipo de partidas te pongo el ejemplo de mi casa, Robot de 4 años disfruta de las partidas más directas y Fernando de 6 comienza a aburriste si que no se cono vamos a hacerlo ahora, pero cuando encontremos una solución te aviso 🙂
Muchas gracias por comentar, que lo paséis muy bien y esperamos que nos contéis que tal os has ido!!
Hola, me encanta cómo relatas estas miniaventuras…. Yo quisiera preguntar, porque no me queda claro, si imprimís los monstruos y los escondéis (es decir, Indiana los esconde en el momento apropiado) y cuando dices “Nada más entrar, el Monstruo de la cama nos espera y nos cuenta que ha escondido tres objetos” esto cómo lo llevas a cabo, con monstruito impreso, con una nota o cómo?
Gracias!
Hola, muchas gracias por tu comentario 🙂
Efectivamente los monstruos están impresos y plastificados (para que sobrevivan partida tras partida) y según el caso o bien los pone indiana cuando yo los distraigo o bien ya estaba si no nos importa que los encuentren.
Tienes una foto de los monstruos y las huellas que usamos en el artículo.
He resuelto la duda?
Me ha encantado!
Nosotros hicimos una partida muuuy sencilla para mi hijo de 2 años y mi sobrina de 1, fué una búsqueda del tesoro con pistas que dejaban los gamusinos. Como padres roleros nos encantaría que nuestros hijos también disfrutaran del rol, y con este libro, experiencia como monitora y educadora infantil, más mucha imaginación (que no nos falta a niunguno) esperamos hacerlo posible.
Muchos ánimos a todos los detectives veteranos, y como demuestran Ignacio y Julia en la narración hay que dejar muucho espacio a la improvisación, los niños nunca sabes por donde te saldrán XD
Hola Lluna, nos encanta que nos hayas escrito para contar vuestra experiencia 🙂
1 y 2 años, eso es un record absoluto, no? 🙂
Qué bien que os hayáis animado y siendo familia rolera seguro que van a salir muuuuchas partida de allí
Un abrazo!!